adie pone en duda que lo más terrible que nos ha robado esta pandemia han sido las vidas de miles de personas. Pero también nos está robando recuerdos, mejor dicho, nos está impidiendo generar nuevos recuerdos en algunos momentos que deberían ser especiales y que, sencillamente, no han sido, no han existido. Hace pocos días una de las personas que más quiero cumplió 18 años. Sé que decir que no lo pudo festejar como lo hubiera querido, rodeada de amigas y sin prisas por volver a casa, puede sonar frívolo con lo que ha caído y sigue cayendo. Pero no lo es. Cuando más necesitan ese respaldo de su entorno, cuando más importante les resulta compartir, no pueden hacerlo. Salvo excepciones, que también las hay entre las personas de 40, las y los jóvenes se están portando muy bien, pero ya empiezan a evidenciar el cansancio de no poder abrazar, gritar, bailar, cantar y hacer las farras como y cuando quieren. Un año es mucho tiempo. A las que ya se nos ha olvidado cómo eran los 18, el tiempo nos vuela. A quienes acaban de cumplirlos, el tiempo les falta. Necesitan beberlo a tragos largos, aunque se atraganten, y no a sorbitos. ¡Ojalá puedan hacerlo pronto! Hasta me va a parecer poco peaje las noches sin dormir esperando a oír la puerta que se abre.