sí es como podemos considerar a José Bordalás, técnico que, desgraciadamente, volvió a disfrutar de su cuota de protagonismo en el último partido de la Real. Además, protagonizando un increíble récord: ser expulsado dos veces en ocho días. Pero, más allá de denunciar su reprobable actitud en los terrenos de juego, como la del pasado domingo en Getafe, hay que reprender la defensa que hacen de su figura algunos medios de comunicación, que, una vez más, han tratado de lavar su imagen. ¿A cambio de qué? Pues seguramente de la concesión de alguna entrevista que otra, no de mucho más. Y no hay nada más indignante que escuchar a algunos locutores y comentaristas justificar que el entrenador getafense solo trató de devolver rápido la pelota para ganar tiempo obviando las palabras que dedicó a Barrenetxea: "Me cago en tu puta madre..." y alguna que otra lindeza más, ojo, a un chaval de 19 años. Después, el calentón de Carlos Fernández, que no vio su segunda tarjeta amarilla porque el árbitro se confundió y se la mostró al propio Barrene, no estuvo bien. Pero esto no quita para incidir en que individuos como Bordalás, a quien permiten hacerse la víctima en los medios de sus amigos, sobran en el fútbol. Acabemos de una vez por todas con este tipo de perdonavidas y quienes les protegen.