ues hemos cumplido quince años. Repasando aquellos primeros números en busca de material para el especial aniversario que hoy le han entregado con el periódico -y que hemos hecho entre todos, en plan mosqueteros- he recordado que lo primero que me mandaron hacer aquí fue ponerme en mitad de la carretera con mis compañeros de la sección de Sociedad para una foto que se publicó en aquel primer número y ahora, quince años después, he descubierto que el semáforo para peatones estaba en rojo y los coches tenían vía libre para atropellarnos. Casi salimos, pero de verdad, en la sección de sucesos. También he visto que la primera noticia que escribí en aquel mítico número 1, tras varios números cero que marcan la cuenta atrás del lanzamiento sin que puedas recurrir a Houston para que arregle tus problemas, fue que la Diputación de Gipuzkoa destinaba 9 millones de euros para asegurar el abastecimiento de agua en Eibar. Después llegaron otras mesas que ocupar (literalmente) en la redacción, hasta cuatro, y un trocito en la revista ON. En quince años pasan cosas buenas, regulares y malas, todas o casi todas dejan una huella que, supongo, te va cambiando. Me gustaría decir que no he cambiado tanto en estos quince años ni por dentro ni por fuera, pero ayer al ver una foto de aquel primer día en la redacción, alguien preguntó: ¿y quien era este? Y era yo.