eer la prensa seria tiene un peligro: toparse con la realidad de frente. Cada casa explica la feria a su manera -también al parchís se juega diferente depende dónde, aunque el juego es el mismo-, aunque la feria, la realidad, sea la misma y a veces queramos no mirar. El "más coronavirus, no" es el nuevo "más guerras/inundaciones/catástrofes/hambrunas, no" de hace años. Estas últimas horas advertimos que la mascarilla nos acompañará al menos durante todo 2021 y que el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades teme la tercera ola entre el comienzo de las navidades y primeros de enero. La fecha es fácil de calcular: depende de cuándo se levanten parte de las restricciones. Parecemos perros de Pávlov que responden a los estímulos. Los ansiamos hasta perder el sentido de la crítica. Necesitamos noticias buenas aunque no sean noticia o sean mentira. La vida ya parece, en una putivuelta permanente, una búsqueda de previsiones felices a las que aferrarnos aunque luego la hostia sea mayor. Y en esas, a ver si la Navidad se salva y podemos juntarnos más que seis, aunque con ese límite, en Belén les hubiera bastado: Jesús, María, José y los tres reyes magos. El problema es que hoy hay que contar también con bueyes y mulas.