cho en falta esos reportajes de "Lo que se puede y no se puede hacer" con información de la Ertzaintza y policías municipales que se han ido publicando durante el confinamiento y también en la fase 1, fase 2 y fase 3 de la desescalada en este periódico. Hoy andaba sin tiempo para llegar a casa y me he quedado a comer un menú del día cerquita del periódico. Me siento donde me indican, que uno es muy obediente, y oh, sorpresa, dos mesas más allá me saluda un compi del curro, además muy majo, que anda comiendo solo también. Pero te asalta la duda, ¿qué haces?, ¿te quedas donde te han dicho?, ¿le invades el espacio personal a riesgo de que te digan aquello de que esta mesa es demasiado pequeña para los dos, forastero?, ¿puedes romper la distancia de seguridad que en el curro no te dejan, solo porque estás fuera, sin poner en peligro a la humanidad? Es un enigma al que alguien debería responder. Y lo mismo me pasa por las noches, cuando otra compi muy maja (háganse a la idea, es el nivel que tiene este periódico) me reparte a casa en su coche porque el mío está jodío. ¿Me siento delante o me pongo detrás a riesgo de que crea que la confundo con un taxi?, ¿viajamos con o sin mascarilla, gel hidroalcohólico, guantes y el traje de buceo puesto? Busco en el periódico y no aclara nada. Que alguien me diga que hago, va. Esta nueva normalidad es un lío.