ras 96 días de estado de alarma, que se dice pronto, desde el viernes ya estamos inmersos en la nueva normalidad. Aparentemente, todo sigue igual que antes del duro confinamiento al que nos hemos visto sometidos, pero, ojo, el maldito bicho continúa en la calle. En Euskadi son ya más de 1.600 los fallecidos por el coronavirus y se han infectado más de 20.000 personas; y en la última semana han seguido produciéndose casos nuevos. Es decir, no estamos a salvo aunque la evolución de la pandemia haya permitido entrar en este ansiado estado de nueva normalidad. Los expertos, que no dejan de apelar a la responsabilidad, insisten en que el "virus está entre nosotros". Así que, por la cuenta que nos trae, no podemos bajar la guardia en esta deseada novedosa situación y no nos queda otra que seguir atendiendo a las medidas de seguridad y de higiene; las mascarillas y los geles hidroalcohólicos continuarán en nuestros bolsos y bolsillos -lógicamente, al gusto de cada uno- y nos acompañarán a todas partes. Mantener la distancia física -ese otro concepto que nos ha enseñado por desgracia el COVID-19- es otra de las pautas con las que vamos a tener que convivir. Y, como decía aquel, tengan cuidado ahí fuera. Esto no ha acabado.