l pasado domingo, en la conferencia de presidentes autonómicos, Pedro Sánchez propuso a las comunidades que están más avanzadas en la desescalada que, a partir del próximo lunes 8, permitan la libre circulación entre territorios. El ministro Ábalos lo confirmó el lunes pero, 24 horas después, en uno de esos habituales giros del Gobierno español, su compañero de gabinete Salvador Illa dijo que nanai de la China, que no se podrá transitar de una comunidad a otra hasta el fin de la fase 3, allá por el 22 de junio. El Gobierno Vasco insiste en que confía en la palabra dada de Sánchez y ha convertido esta demanda en una de sus prioridades. No faltan mensajes simplistas que reducen esa insistencia al deseo de los vizcainos de desplazarse a Castro, Noja, Haro y demás. Como si la mayoría de vizcainos disfrutaran de una segunda residencia. Son mensajes simplistas porque olvidan, quizás porque no miran más allá del portal de su casa, que hay más mugas que la de Bizkaia con Cantabria. Cientos de navarros se desplazan a diario a Gipuzkoa (y viceversa), y no menos cientos de alaveses viajan de la Rioja Alavesa a Logroño y alrededores (y viceversa). Digo yo que esos simplistas son los mismos que, cuando atraviesan el paso de Biriatu, creen que Biriatu es una estructura de hierro bajo la que circulan vehículos y desconocen que es un municipio situado en un alto a orillas del Bidasoa.