ahora entiendo por qué la cadena de televisión de la rima fácil, como suele denominarla mi compañero Carlos, es la más vista. Sin duda, el programa Sálvame y sus derivados son una fuente de inspiración para muchos de los diputados que conforman el Congreso. No respetar las intervenciones de los demás, gritar por encima de la voz del otro, insultar, faltar al respeto, etcétera. Estilo Sálvame 100%. Me gustaría sentar a sus señorías en la Cámara de los Comunes, en esos bancos corridos verdes donde la separación física es inexistente, a ver qué espectáculo daban. A pesar de las broncas y epítetos malsonantes que se han proferido estos últimos días los miembros del parlamento español, del escaso margen con el que Pedro Sánchez se ha asegurado su investidura y de los burdos intentos de hacer estallar por los aires los acuerdos previos, el líder del PSOE logró ayer ser investido presidente. De los 366 días del calendario de este año bisiesto, ya hemos gastado seis, le quedan 360 por delante para demostrar con hechos si realmente se trata de un Gobierno progresista. Estaría bien que, por un tiempo, se centrara en activar políticas y medidas que pongan en marcha la atascada maquinaria del Estado y callar de ese modo el molesto ruido que solo trata de embarrar lo que debería ser el debate político.