Muy querida compañera de sueños de justicia y dignidad: Cuento cada año sin ti. Ayer fueron 43 desde que un malnacido que a día de hoy es contratado hasta por progresistas sedicentes de tronío te asesinó brutalmente en Madrid por tu condición de mujer, de joven, de vasca, y sobre todo, de luchadora incansable por un mundo más justo. Ya no soy el adolescente que llevaba tu retrato en su carpeta del instituto. Seguramente, ni siquiera sostendría algunas de las cosas que entonces creía que eran verdades irrebatibles. Pero te juro que nunca he dejado de ver en ti una inspiración y que cada dos por tres me pregunto qué y quién serías hoy si el mierda sin arrepentir ni castigar llamado Emilio Hellín no se te hubiera llevado por delante.