Empecemos por el primer alimento, la leche. Usted es un firme defensor de la lactancia materna.

Alguien dijo “la leche materna puede que no sea la mejor opción para todas las madres, pero es seguro que es lo mejor para todos los bebés”. A partir de ahí, que cada madre decida sobre cómo alimentar a su bebé, y saber que todas opciones son respetables.

Si, por lo que sea, hay que recurrir a la lactancia artificial, ¿qué debemos tener en cuenta?

Nunca flagelarse por ello y no obsesionarse con las cifras.

Luego, vendrían las papillas. ¿También es mejor que las hagamos en casa?

La comida casera es mejor que la envasada. Al igual que las alubias que hacía mi ama son mejores que unas que vienen en una lata. “Pero si las dos son alubias”. Sí, pero...

¿Qué no debemos hacer en ningún caso al preparar una papilla?

Las trituradas no son un pecado, pero el riesgo es que se eternicen por miedo a que se ahoguen. Los niños se pueden atragantar, que es distinto a ahogarse.

Uno de los grandes dilemas: ¿Cuándo se empieza con los sólidos y con cuáles?

Hasta los seis meses, la leche cubre las necesidades. El debate es si el inicio debe hacerse con triturados o con el llamado Baby Led Weaning (BLW), alimentación guiada por el bebé, en que en lugar de triturados comen con texturas gruesas, enteras y blandas y en el que los adultos intervienen poco. Estos niños, como grupo, resultan mejores comedores, el problemas es que lo ponen todo perdido y eso a algunos les puede. ¿Qué tal un sistema mixto?

¿Hay niños y niñas que son “buenos” o “malos” comedores?

Si no están enfermos, todos los mamíferos comen bien, excepto muchos niños de países donde no hay comida. Un mal comedor no nace, se hace y, a veces, ello ocurre porque sus cuidadores puede que estén obsesionados por las cantidades, los pesos, los percentiles, los tiempos o la negativa a comer algún alimento. Los padres o cuidadores en relación a la comida solo pueden decidir QUÉ se va a poner, CUÁNDO se come y DÓNDE y los niños van a decidir CUÁNTO van a comer y también, sí también, si van a comer o no.

¿Qué hacer cuando no les gustan determinados alimentos, que, en ocasiones, son muchos?

La primera, no manifestar ningún tipo de nerviosismo alrededor de las comidas y sí una sana indiferencia y nunca mendigar, ni rogar que coma, ni comentar que es mal comedor. Las comidas no deberían durar nunca más de media hora, ¡independientemente de lo que coma! Y el menú del día es lo que toca comer, le guste o no. Y nunca “pues si no quieres esto, ya te preparo una tortilla”.

¿Es buena estrategia usar los dulces como premio?

Error de tres cruces. Ni dulces, ni nada. Los mejores premios siempre van a ser los que no se palpan.

Lleva 40 años en esto. ¿Era más fácil la alimentación de los niños de entonces que de los de ahora?

Antes, quizás, había más dramas alrededor de las comidas (vitaminas, medicinas “para abrir el apetito”, análisis...), pero aún persisten tensiones, que a futuro no dejan huella porque todo el mundo sabe que el peor comedor a los 20 años irá a La Arboleda a comer alubias y ¡con sacramentos!