Bravísimas luchadoras: Después de más de dos meses jugándose literalmente la piel en las calles, parece que los ayatolás reconocen su primera derrota. Han anunciado que retiran la infame Policía de la moral, garante de que las integrantes del sexo brutalmente oprimido vistieran como Alá manda, empezando por el velo. Fueron estos siniestros agentes los que asesinaron a la joven kurda Mahsa Amini, dando pie a unas protestas cuya intensidad y duración la satrapía islámica fue incapaz de calcular. De acuerdo, es solo un pequeño logro. No hay que confiarse ante un régimen cuya seña de identidad es la represión sin medida. Pero conseguido está... ante la vergonzante pero no sorprendente falta de apoyo del feminismo oficial de Occidente.