Lo que no es noticia

– ¡Extra, extra! ¡Hay acuerdo sobre los presupuestos… entre los dos socios del Gobierno español! Me van a perdonar, pero manda un par de narices que sea noticia lo que debería, no ya ser normal, sino caer por su propio peso. Ocurre que ya nos han acostumbrado a la coreografía. Durante semanas hay una gresca entre los aliados parecida a esas peleas entre la mano derecha y la izquierda que hacíamos de niños –no me digan que ustedes no han jugado a eso–, hasta que, justo sobre la bocina, se anuncia a todo trapo que se ha llegado al consenso. La penúltima vez que lo vimos fue hace menos de una semana con el paquete de medidas fiscales, que se pactaron un minuto antes de que la ministra de Hacienda las anunciara. En esta ocasión, para darle más pompa y circunstancia, nos lo han ilustrado con una almibarada foto del presidente y la vicepresidenta segunda. Lo demás, el aliño de costumbre. Que si esta es la prueba de que somos el gobierno de la gente (o “las clases medias y trabajadoras”, como se estila pronunciar ahora, y el adelanto de un cheque de 100 euros para madres con hijos menores de tres años. Eso viste mucho en los titulares.

No hay mayoría aún

– Lo que no cuenta la mayoría de esos encabezados triunfales es que hasta el rabo todo es toro. O, siguiendo con las frases hechas de carril, que no se debe vender la piel del oso que todavía no esté cazado. Y los números contantes y sonantes muestran que ahora mismo las cuentas tienen el respaldo de los 155 escaños que suman PSOE y Unidas Podemos. Dar por sentado que se van a obtener los otros 21 que faltan para la mayoría absoluta es, amén de una muestra de prepotencia, una falta de respeto a las formaciones que han venido sosteniendo este Ejecutivo a pesar del trato manifiestamente mejorable que reciben de Moncloa. Es verdad que hasta ahora se ha impuesto la altura de miras entreverada de pragmatismo –a la fuerza ahorcan–por parte de esos grupos, pero tanto va el cántaro a la fuente que… bueno, ya saben.

Sin trampas

– Así que, como vinieron a coincidir PNV y ERC, Sánchez y Díaz tendrán que currarse el apoyo a unas cuentas que, por lo demás, parecen bastante asumibles desde una posición de progreso… más allá del sapo del aumento del gasto en Defensa. En la negociación no pueden caber las trampas habituales de volver a incluir los compromisos incumplidos o las materias que ya están en otras mesas. Claro que también será responsabilidad de las formaciones no dejarse pegar otra vez el timo de la estampita. Que ya van demasiadas.