a expectativa generada por la iniciativa conjunta europea sin precedente de los fondos Next Generation corre un preocupante riesgo de fiasco en el Estado español ante el atasco de su tramitación y la dificultad para asegurar su alcance a la mayoría del tejido productivo. Esta es la alerta lanzada por los participantes en el Foro Fondos Next Generation organizado ayer por el Grupo Noticias, una plural representación de empresas directamente apeladas por los objetivos del plan europeo, centros tecnológicos y Gobierno Vasco. El panorama descrito por todos ellos coincide en que la ilusionante sensación de que se abría el paso a una disposición de recursos económicos para una transformación real de los tejidos socioeconómicos en los campos de la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial y la igualdad de género en el marco de la Unión Europea puede ceder a la decepción si no se aceleran los procedimientos administrativos y se definen procedimientos que universalicen el acceso a la obtención de recursos. Dos riesgos principales quedaron descritos en el encuentro: la paralización del proceso de asignación de recursos pese a la exigencia de plazos establecidos por la UE, y la dificultad de acceso de las pymes -que suman más del 90% de las empresas y entre el 85% y el 95% del empleo en el Estado- a la participación en proyectos de sus propios sectores. Y dos fórmulas para superar esa situación con las que se apeló al Gobierno del Estado: la adaptación vía adenda al decreto regulador del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que agilice la tramitación de proyectos y la descentralización del proceso para que las Comunidades Autónomas gestionen la selección y asignación de proyectos ante el ingente trabajo administrativo que mantiene colapsadas las estructuras de tramitación del Estado. Dos demandas de un razonamiento y coherencia incontestables para las que no debería haber cortapisa. Todo condicionante que no sirva para agilizar y extraer el máximo partido de modo eficiente de esta gran oportunidad debería ser descartado. Desde luego, los de naturaleza política asociados a la eventual obsesión por el control centralizado de la iniciativa o la tentación de dirigir el caudal económico extraordinario con criterios no técnicos ni equilibrados. l