l fin de semana, Beasain fue escenario de un nuevo caso de violencia machista en el marco de las fiestas de Loinatz. La víctima es una joven de 20 años que fue agredida sexualmente de madrugada en las inmediaciones del entorno festivo. El caso recuerda a la violación que sufrió otra chica el pasado mes de marzo en Tolosa, también en fiestas, en este caso carnavales, cuando fue atacada por tres personas disfrazadas sin que la investigación de la Ertzaintza haya podido localizar todavía a los culpables. No han pasado ni dos semanas desde que el Gobierno Vasco y Eudel presentaron una nueva guía con el protocolo de actuación ante las agresiones machistas que ha elaborado Emakunde para los ayuntamientos, cuando ha vuelto a saltar la alarma con esta nueva agresión. Lo ocurrido en Beasain confirma los peores presagios que manejan las instituciones ante una temporada estival especial, por tratarse de la primera tras dos años de contención por culpa de la pandemia. El temor a un repunte es real, lo que va a obligar a las instituciones a incrementar sus esfuerzos preventivos y de seguridad, así como a redoblar los mensajes que apelan a comportarse de forma cívica y responsable, con respeto, requisitos imprescindibles para que todas las personas puedan vivir no solo en fiestas sino a todas horas con la libertad de no sentir amenazada su integridad física. La ilusión generada por la vuelta de las fiestas no puede ser una coartada para las agresiones ni para las conductas machistas. Ni el alcohol ni otras sustancias de las que tanto se abusa en este tipo de escenarios al amparo de la oscuridad tampoco son un atenuante que puede explicar ni menos justificar hechos tan graves, rechazados cada vez con más contundencia por la gran mayoría de la sociedad. Por desgracia, aún estamos lejos del punto de tolerancia cero, de ese momento en el que todo el mundo entienda que una relación debe ser deseada mutuamente y que un "no" siempre es "no". Todavía queda por recorrer hasta ese futuro en el que las chicas, y por extensión todas las mujeres, no deben ser advertidas, aleccionadas o atemorizadas para que sacrifiquen parte de su libertad a cambio de su seguridad. Hay que persistir en la denuncia de las conductas machistas, en el combate de las agresiones sexuales y en la defensa de los derechos de las mujeres. Ese es el camino. l