a legislatura foral y municipal en Gipuzkoa ha llegado a su ecuador con la esperanza de haber dejado atrás lo peor de la pandemia, una pesadilla inesperada que ha golpeado al tejido social y económico del territorio de forma brutal. Ha sido un tiempo que se ha hecho interminable y que ha llegado a poner a prueba los cimientos emocionales de la sociedad guipuzcoana. Pese a que el coronavirus se ha cobrado un peaje muy caro, gracias a la vacunación se empieza a ver la luz al final del túnel, y alcanzar la ansiada inmunidad de rebaño a lo largo de este verano es un horizonte creíble que insufla renovado optimismo para recuperar cuanto antes gran parte de lo perdido. Es tiempo de arremangarse y aprovechar todos los resquicios que la libertad va abriendo en la pospandemia para, desde la prudencia y el cumplimiento de las restricciones vigentes en cada momento, reactivar el pulso económico, social y cultural y normalizar una vida que todavía se mueve condicionada por el virus, con el que habrá que saber convivir en los próximos años. En este escenario, el Gobierno de Markel Olano celebró ayer un acto con motivo del ecuador de la legislatura en el que rindió cuentas de lo realizado en esta primera mitad de su mandato y resituó el rumbo de lo que van a ser los dos próximos años hasta las siguientes elecciones: recuperar la velocidad anterior a la pandemia de la economía guipuzcoana y no dejar a nadie atrás en este tránsito. El covid ha acelerado la urgencia de retos como la digitalización o el cambio climático, pilares de los fondos Next de la Unión Europea y que Gipuzkoa ya anticipó en las líneas estratégicas de Etorkizuna Eraikiz, con centros de referencia como Mubil o Naturklima o el programa de inserción laboral para los sectores en riesgo de exclusión, ElkarEkin, que en cuatro años espera crear 3.500 empleos. Frente a la hoja de ruta del Gobierno de PNV y PSE, EH Bildu ha hecho valer esta semana también la gestión de los ayuntamientos que gobierna, en un intento de oponer ambos modelos, anticipando cuál será su estrategia política hasta los comicios de 2023. Pero el legítimo objetivo de aspirar a gobernar Gipuzkoa, una lucha que se antoja cerrada a tenor del último Sociómetro, no es incompatible con la colaboración leal con el Gobierno foral o, en su caso, el de Gasteiz, ante unas circunstancias tan graves como las de la pandemia, evitando la política de desgaste como estrategia de oposición, un comportamiento que también perfila el tipo de modelo que se quiere confrontar.