a ratificación con amplia mayoría del Congreso de los Diputados del decreto que regula la nueva normalidad tras el fin del estado de alarma por el coronavirus y la aprobación por el Consejo de Ministros de las nuevas condiciones que regirán los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) debidos a la pandemia y su extensión hasta el 30 de septiembre son medidas que resultaban imprescindibles para afrontar los nuevos tiempos de crisis y reconstrucción. Al mismo tiempo, suponen un pequeño hito en la política española, demasiado instalada -y en algunos casos, demasiado cómoda- en la confrontación y la bronca, ya que, por primera vez en mucho tiempo, han salido a la luz gracias al diálogo y al acuerdo entre diferentes, al menos de momento. Tanto la regulación de la nueva realidad ya fuera del estado de alarma, aunque con medidas restrictivas y de cierto control ante la amenaza del