gartemendia, Usabiaga, Usón, Zamorano y Zurutuza. Siguiendo el orden alfabético, éramos los últimos de la clase. Así, durante años, fui el número 42 de mi clase. Mi hijo hoy es el número 27, y no lo es porque el COVID haya reducido el número de alumnos por clase. La causa fundamental se llama baja natalidad, y hace que este curso se hayan matriculado 6.500 niños menos en Euskadi. La caída empezó a mediados de los 80, y ni con la llegada de personas migrantes hemos levantado el vuelo. En la actualidad, la CAPV tiene la segunda tasa de natalidad más baja de la UE. Lo grave no es, por mucho que se diga, que hacen faltan niños para pagar las pensiones. Influye, pero ni de lejos lo que los bajos sueldos y la temporalidad de los trabajos. Lo verdaderamente grave es que algo nos falla cuando un 50% de las mujeres sin hijos de entre 45 y 49 años, según datos del INE en 2018, reconocían que hubiesen querido tener hijos pero, fundamentalmente por motivos laborales y económicos, no cumplieron su deseo.

Las políticas de apoyo a las familias necesitan un cambio de mirada. Las ayudas económicas, siendo necesarias, tienen un impacto muy discutible. A una pareja le preocupa más su estabilidad laboral, sus sueldos, los servicios para los niños y su coste, cómo conciliar trabajo y vida y, cómo no, la vivienda. ¿Si te vas de casa a los 30 como vas a pensar en hijos? Por cierto, que los tíos asumamos nuestra cuota de responsabilidad en lo doméstico también ayudaría. La mujer, afortunadamente, metió hace años una pierna en el mercado laboral, pero dejando la otra en el hogar. Muchas mujeres, a diario, tienen que estirar tanto ambas piernas que hasta Nadia Com?aneci desistiría en el intento. Continuar con las mismas medidas no producirá diferentes resultados. Al contrario, está casi garantizado que, en esto de los hijos, seguiremos siendo los últimos de la clase.