Ni idea (o casi)

twitter.com/pedroblancoa

Pedro Blanco me representaba con este tuit: "Lo voy a decir. Que llevo días queriendo hacerlo. Creo que la forma en la que estamos juzgando la respuesta a una crisis jamás vivida, jamás contada, jamás gestionada es una mezcla de frivolidad, atrevimiento e irresponsabilidad. Yo tengo todas las dudas, otros solo certezas". Admito mi ignorancia como admito mi perplejidad ante la cantidad de gente, políticos, futbolistas o anónimos, que lo tiene claro. Pero no nací ayer: sé que está intentando hacer trampas quien es tan osado de mezclar el TAV con la compra de mascarillas, por ejemplo, como si solo él fuera listo.

El aplauso, los impuestos

twitter.com/aitorlagunas

Por supuesto, me parece bien salir al balcón a aplaudir a sanitarios, ertzainas y trabajadores del servicio municipal de limpieza que nos cuidan. Pero coincido con Aitor Lagunas en que más importantes que esos minutos son otras cosas: "Me parece genial que quien quiera salga al balcón a aplaudir al personal sanitario. Pero que esta crisis, además de los gestos, sirva para concienciarnos: no hay nada más patriótico que pagar los impuestos y nutrir con ellos la sanidad, educación e investigación públicas". Como sugería Josu Eguren en Twitter: ojalá esta crisis sirva para estigmatizar a quien no paga impuestos.

¡Toma modelo privado!

twitter.com/viejomoeb

Quienes plantean recortar impuestos o apostar por la sanidad privada porque, según sus gónadas morenas, es más eficiente, podría empezar por explicarnos por qué el tratamiento contra el coronavirus en EEUU asciende a 35.000 dólares. Dinero que abonará el asegurado, en el mejor de los casos, en parte, porque los seguros no parecen cubrir las pandemias, precisamente. Y eso, contando con que el afectado tenga un seguro decente, porque hay personas que directamente no pueden permitírselo y si caen enfermos tienen que elegir entre sobrevivir endeudados o morir. Literalmente.