La exigencia a Javier Tebas para quese vaya de una vez es uno de los cánticos más coreados en Anoeta y enotros campos de fútbol. A veces se ha idomás allá y los gritos han ido acompañadospor otros gestos de protesta. Sin embargo,convendremos que el presidente de La Ligano llegó llovido del cielo y sí con un abrumador apoyo de los clubes que la componen.

Resulta que, viendo lo que sucedió el martesen la Junta General de Accionistas de la RealSociedad, no parece que el tema quite el sueño a la gran mayoría de los presentes en elKursaal. Si nos atenemos a la detallada narración que nos ofreció ayer Mikel Recalde enestas páginas, solo uno de los accionistas tuvoa bien citar a Tebas, solicitando que no se levuelva a votar, ahora que opta a la reelección.El argumento siempre ?o casi? es el mismo:los horarios de los partidos.

Sucede que la realidad es tozuda. Ni JokinAperribay ni ningún otro presidentepodría exhibir sus cuentas si no fuera porel peaje que se ven ?nos vemos? obligadosa pagar por ver los partidos en horasintempestivas. Es un daño colateral quemás o menos explícitamente aprobamos,dando abrumadoramente por buenosbalances y presupuestos basados en granmedida en los derechos vendidos a las plataformas televisivas.

No obstante, cabe preguntarse si para llevaradelante tal gestión es necesario que la encabece una persona tan rematadamente fascista como Javier Tebas. Tengo para mí queentre todos los clubes que casi unánimemente bendicen su trabajo no tendrían problemaspara encontrar personas de reconocida capacidad que, amén de llevar a cabo una eficazlabor, fueran demócratas.

Los discursos de las líneas rojas y cordonessanitarios ganan credibilidad si comenzamos a aplicarlos en nuestro día a día. También los comunicados y gestos antirracistascomo los que desgraciadamente se ven obligados a realizar los clubes, como muyrecientemente la Real Sociedad con Alexander Isak. Produce mucha repugnancia queun siniestro franquista como Javier Tebassiga ahí. También una inmensa tristeza.