es increíble el nivel de superación creativa de los actuales mandatarios de Mediaset en su recalcitrante empeño en darle al magín para imaginar nuevos horizontes para eso que se llama telerrealidad y que en definitiva no es más que pura mierda mediática, telebasura, que los de esa cadena saben inyectar en sus parrillas de programación. En su denodado afán por superarse, por llevar un poco más allá los límites del escarnio y la pornotele juvenil de nuestros días y azahares varios, han vuelto a conseguir un horizonte de audiencia jamás soñado por un programa llamado La isla de las tentaciones, y que ha arrasado en los índices de aceptación de los televidentes que se han refocilado con las idas y venidas, camita por aquí y camita por allá, cuernos y más cuernos, lloros y más lloros, de espléndidas muchachas/os, de mucho cuerpo y escaso cacumen para sobrellevar cruces, pareos, emparejamientos carnales y besuqueos a troche y moche. Cuatro es la cadena de programas B y que pertenece a los dominios de Tele 5 y compañía, relegada y castigada sin informativos en su pobreza de contenidos y que misteriosamente ha conseguido un espectacular share con la emisión del rollito isla con sus agraciados participantes, hasta diez. Óscar, Gonzalo, Susana y demás náufragos en crisis sentimental se enfrentan al reto de aguantar las vicisitudes emocionales que la dirección ha imaginado para estos inocentes cervatillos perdidos en el océano de las pasiones, sensaciones y situaciones personales, que se solucionan a base de morreos, apretones y achuchones varios, a mayor gloria del espectáculo mediático que todo lo aguanta, todo lo puede, todo lo soporta, y más si los números cuadran y el personal consume porquería varia y así la cadena triunfa. Gran Hermano en sus variedades, First Dates, Quiere casarse con ?, y ahora La isla de las tentaciones, son ejemplos deplorables de maneras mediáticas de hacer tele que triunfa.