bien, ya esta aquí diciembre y siempre que llega diciembre tengo que recordarles que Kirk Douglas está vivo. Es una costumbre que pienso mantener hasta que uno de los dos pierda el combate. Supongo que seré yo, aunque el bueno de Kirk vaya a cumplir en una semana nada menos que 103 años, los mismos que ya cumplió hace poco Olivia de Havilland. 103 tacos? Douglas tenía la edad que tengo yo ahora en 1963. Me entra una fatiga horrorosa solo de pensarlo. Que estar vivo esta muy bien, eh, que co’mpletamente a favor, pero no me digan que hay ciertas perspectivas que asustan un poco. Eso que llevan ya años diciendo de que en poco veremos a gente que llegue a los 150 años o incluso gente que no se muera, como Jordi Hurtado. No sé... Hace poco un mamón de estos del Banco de España dijo que como vivíamos más años había que jubilarse más tarde. Son estos que tienen las manicas blanquicas y finicas y que se hacen -con perdón- las pajas con un par de dedos y que, claro, no han doblado el espinazo más que en fitness y que se pueden permitir el lujo de decirles a los pescadores o a los de turnos de 8 horas de mañana, tarde y noche o a los que ponen ladrillo en la calle a bajo cero que se jubilen a los 70. Jubílate tú, cacho cabrón, cuando te dé la gana, que seguro que haciendo tus cuentillas y tus estudios de mercado y tus mierdicas con tus pies en el brasero de la mesa camilla te puedes jubilar hasta a los 100, comiendo quinoa y yogures de soja. Es más, te deseamos que vivas hasta los 120 y que cotices como un gilipollas hasta los 119. Qué gente más impresentable hay circulando por la atmósfera, la verdad, siempre además este mismo tipo de personal melifluo y liberaloide. Ganas tengo de que salga alguno hablando de cambiar el sistema pero no la edad de jubilación, como si se llegase a los 67 años todos frescos como lechugas o quedasen 30 años a tope. ¡Felices 103 señor Douglas!