Patxi López, el inmortal

Ya estaba allí, en el Congreso, mucho antes de ser lehendakari. Después, en el Parlamento, cuando PSOE y PP intentaron por primera vez desplazar a Ibarretxe. Ahora, continúa. Incluso después de ser el presidente del Congreso más breve y de ser el submarino del sanchismo (aunque con su conocida habilidad estratégica acabó siéndolo del susanismo), Patxi López sigue ahí: en las listas al Congreso y, la próxima legislatura, en la cámara baja. Porque puede pasar lo que sea en el PSOE moderno, que López se mantendrá a flote. Suerte o instinto de supervivencia, no hay PSOE sin López? Ni lo que representa.

El PP tampoco cambia

En Euskadi, Patxi López simboliza el pacto con el diablo después de haberlo negado, y el desastre de aquella legislatura que, a los resultados posteriores de los partidos que pactaron me remito, nadie quiere repetir. Más allá del marketing y las necesidades políticas, la verdad es que poco han cambiado PSE y PP, con Mendia y Alonso al frente. Sobre el partido de Casado, Antonio Cartier lanzaba un certero dardo en Twitter: “Estamos descubriendo que el PP es machista, usa a las víctimas de ETA en campaña electoral y que se aferra a la bandera como excusa de todo. Podría ser 1996 pero no, amigos, es 2019”.

Vox es violencia

Varios de sus miembros han sido condenados por palizas cuando eran neonazis declarados, Ortega Smith ha apelado varias veces a su condición de Boina Verde y experto en artes marciales, Santiago Abascal va armado por la calle sin motivo que justifique la renovación de su licencia de armas, y allá donde va Vox deja un reguero de enfrentamientos. Ya no solo en Euskadi (aunque los medios españoles se lo compraron sin mirar ni la etiqueta), también en Oviedo la semana pasada y, como recoge Miguel Ángel Garrosa en Twitter, en Tenerife, donde la Policía parece que sigue sacando la porra por el armado y el militar.