Un buen comienzo
La alerta hecha por el consejero de Empleo, Ángel Toña, de que la crisis económica que viven China y los países emergentes como Brasil, junto con la debilidad del euro y la caída en el precio del petróleo puede afectar en los próximos meses a nuestras empresas y, por ende, provocar una desaceleración en la creación de empleo que se ha registrado durante el año, hace necesario y urgente la puesta en marcha del plan de reactivación económica que se ha comprometido a aplicar el nuevo gobierno de la Diputación Foral de Gipuzkoa, bajo el liderazgo de su diputado general, Markel Olano.
El hecho de que agosto -tradicionalmente un mes malo para la generación de empleo-, se haya cerrado en Gipuzkoa con una aportación de 593 trabajadores más a las listas del paro, de los que la mitad de ellos proceden de la industria, y que las exportaciones de las empresas guipuzcoanas a China hayan caído un 42,2% en el primer semestre dibujan un panorama de cierta preocupación que evidencia que la salida de la crisis puede registrar todavía altibajos hasta que se consolide la senda de crecimiento.
En el otro lado de la balanza también hay que destacar el aumento de un 5,2% de la recaudación de la Hacienda Foral al cierre del mes de julio y el incremento del 88% del Impuesto de Sociedades, lo que da una idea de la buena situación económica en la que se encuentran nuestras empresas. Asimismo hay que tener en cuenta el récord histórico de crecimiento que está teniendo el sector del turismo, -que aporta el 7,2% del PIB de Gipuzkoa y da empleo a 18.000 personas-, y que ha registrado un aumento del 10,9% en las pernoctaciones en el mes de julio.
Ante este panorama hay que saludar como muy positivo que la primera aparición pública del diputado general, Markel Olano, tras la formación de la estructura interna del nuevo gobierno foral y el establecimiento de sus líneas de funcionamiento, haya sido exclusivamente para hablar de economía y para comprometerse públicamente como objetivo prioritario en esta legislatura en la reactivación económica del territorio.
Es reconfortante ver que el propio Olano asume en primera persona el liderazgo de este plan de reactivación económica de Gipuzkoa, en colaboración con los departamentos de Promoción Económica y Hacienda, sobre todo cuando tenemos la necesidad imperiosa de recuperar la inacción de los cuatro últimos años de un gobierno de EH Bildu que redujo a un tercio las partidas destinadas al fomento de la economía y que se negó de forma sistemática a llevar a cabo un plan de apoyo a las empresas.
En este compromiso de potenciar el desarrollo de la competitividad del territorio, desde la generación de riqueza y la profundización de los mecanismos de cohesión social, destaca como elemento central de las actuaciones que se van a llevar a cabo la participación de los agentes económicos y sociales del territorio en el proceso de puesta en marcha del plan, como una prueba más de la eficiencia que la colaboración público-privada tiene en nuestra economía y que ha quedado demostrada en la crisis.
En este sentido, la constitución de un Consejo Asesor para el Empleo y la Reactivación Económica, formado por sindicatos, patronales, expertos, profesores universitarios, representantes de las empresas de economía social, agencias comarcales de desarrollo, asociaciones juveniles y de emprendedores y que tendrá funciones de órgano consultivo permanente, se presenta como una buena herramienta para sacar la máxima rentabilidad social a esos 50 millones de euros de los Presupuestos de la Diputación Foral de Gipuzkoa que cada año se van a destinar para la promoción económica y la generación de empleo.
A la espera de su constitución, Olano ya ha tomado la iniciativa y ya ha celebrado reuniones con los máximos responsables de la Corporación Mondragon, Cámara de Gipuzkoa, Adegi y Gureak, para trabajar en cuatro ejes de actuación perfectamente definidos como son la creación de nuevas empresas y la generación de nuevos productos y servicios, la internacionalización y la apertura de nuevos mercados, el empleo de jóvenes cualificados y parados de larga duración y la puesta en marcha de infraestructuras de larga duración.
En este contexto, también hay que destacar el compromiso que el nuevo gobierno foral tiene a la hora de impulsar la participación de los trabajadores en la empresa no solo en el terreno de la gestión, donde se ha quedado Adegi, sino en el capital de las compañías con el fin de garantizar la pervivencia del proyecto y arraigo en el territorio.
Como primera muestra el gobierno foral, a través del diputado general Markel Olano, se ha comprometido a que los 1.800 funcionarios de la Diputación de Gipuzkoa participen en el diseño del plan de gestión sobre el que pivotará la acción de gobierno en los próximos cuatro años. Como prueba de ello, Sebas Zurutuza, funcionario de la Diputación, ha sido nombrado director del plan de gestión. Toda una muestra de intenciones.
Al margen de la importancia que la industria transformadora tiene en nuestro territorio, el sector del turismo, que está registrando en Gipuzkoa un comportamiento inédito hasta ahora, debido a la proyección exterior que tiene Donostia, debe tener un tratamiento adecuado no solo para su fomento en un segmento medio-alto, sino para buscar su desestacionalización con el fin de no concentrar toda la actividad en el verano.
Los incrementos que está registrando Donostia frente a los de otros destinos vascos son una buena tarjeta de visita para que desde la Diputación Foral de Gipuzkoa se plantee al Gobierno Vasco un reparto más equitativo entre Bilbao y Donostia en relación a su contribución al PIB turístico en la celebración de congresos por parte de la Administración Pública Vasca y sus empresas. Parece que no es de recibo que durante los años 2013 y 2014, Bilbao fuera la sede del 62% de los congresos organizados con dinero público cuando representa el 44% del PIB turístico vasco, mientras que Donostia, que tiene un peso del 41% solo registró el 27% de los eventos.
La apuesta que el Gobierno Vasco ha hecho por Bilbao como destino turístico requiere de un mayor equilibrio con Donostia, a tenor de los indicadores que se están presentando y los crecimientos registrados, así como de una actuación más decidida en este sentido por parte de las instituciones guipuzcoanas y donostiarras de la que ha habido en los últimos años, probablemente, porque quienes estaban al frente de ellas creían muy poco o nada en este sector.
De la misma forma, la necesidad de poner en marcha instrumentos financieros centrados en la industria y con una vocación de permanencia a medio y largo plazo también se presenta como una cuestión importante de abordar en este nuevo escenario de colaboración público-privada que se quiere impulsar desde la Diputación Foral de Gipuzkoa para evitar situaciones de venta a fondos de capital-riesgo que se han producido en empresas vascas y guipuzcoanas y donde el afán especulativo de la inversión está por encima de la proyección estratégica de la empresa participada y de su anclaje en el territorio. En este momento, en el que el dinero está fluyendo de manera importante en los mercados buscando una rentabilidad a cualquier coste, nadie se ha dirigido a esos fondos de inversión para decirles que depositar sus recursos financieros en el sector industrial a medio y largo plazo puede ser tan rentable como la adquisición de un inmueble de oficinas o un hotel.
Ante la falta de instrumentos financieros propios que respondan a las características de la economía guipuzcoana, no estaría de más explorar nuevas herramientas que ofrezcan el músculo financiero necesario para, por un lado, fortalecer y consolidar lo que ya tenemos y, por el otro, ayudar a la formación de alianzas, adquisiciones y fusiones para que nuestras empresas ganen en tamaño y competitividad.
Hay que saludar como muy positivo que la primera aparición de Markel Olano como diputado general haya sido para hablar solo de economía