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Turismo: un sector estratégico

El verano de 2015 va a batir el récord histórico de afluencia de turistas en Donostia, según reconocen los agentes de este sector y ponen de relieve los primeros datos de visitas a las oficinas de turismo de la capital donostiarra dados a conocer por el Ayuntamiento de la capital guipuzcoana, lo que viene a confirmar que la ciudad se ha consolidado ya como un destino de moda con una gran presencia en el extranjero y que está provocando también la recuperación de los visitantes procedentes del Estado.

A falta de cerrar la temporada estival, los profesionales del sector del turismo manifiestan que la afluencia de turistas durante este verano en Donostia va a superar con creces no solo la registrada en el año 2000, año que coincidió con la última tregua de ETA y que supuso todo un punto de inflexión en esta actividad que estaba tan minusvalorada, sino también la recuperación que se inició a partir del año 2011, cuando la organización terrorista decidió el abandono de las armas.

Este mismo año el turismo estatal se ha recuperado de manera importante hasta el punto de colocarse en el mismo nivel que el extranjero, que en los últimos años era el que mantenía prácticamente el sector, hasta el punto de que el año pasado el 70% de la ocupación de los hoteles donostiarras procedía de turistas de fuera de nuestras fronteras, cuando hace escasamente tres o cuatro años apenas significaba el 25%.

En este verano la ocupación de los hoteles de Donostia se reparte al 50% entre turistas españoles y extranjeros, lo que va a tener un efecto muy positivo en la cuenta de explotación de estos establecimientos, ya que ante este aumento tan importante de la demanda, los precios han registrado una tendencia al alza hasta el punto de pagar 250 euros por una habitación en un hotel de cuatro estrellas.

La recuperación del turismo estatal revela, por un lado, la reactivación del consumo que está provocando la incipiente recuperación de la economía española y, por otro, y en menor medida, la desaparición de los recelos que en algunos sectores del Estado provocaba la presencia de Bildu en las instituciones de Donostia y Gipuzkoa.

El bajón que el turismo estatal registró a partir del 2007, coincidiendo con el inicio de la crisis y que fue sustituido en gran medida por el extranjero con un mayor poder adquisitivo y menos afectado por la coyuntura económica, ha provocado un cambio de paradigma en el sector, ya que a la recuperación de la demanda española registrada este año hay que sumar el aumento de la afluencia de los turistas foráneos, impensable hace unos años, con lo que la actividad va a exigir una mayor profesionalización, una mejor oferta de establecimientos y servicios para que Donostia deje de ser destino de moda y se convierta en un referente permanente por su cultura, gastronomía y paisaje.

Tiene razón el director del Hotel Silken Amara Plaza de la capital guipuzcoana, Raúl Fernández Acha, cuando, en una reciente entrevista en este periódico, reivindicaba la necesidad de que al sector turístico se le empiece a considerar como una industria y no como una actividad, teniendo en cuenta que representa el 7,2% del PIB de Gipuzkoa, el tercero en importancia e igualado con el del Metal.

No en vano, el sector turístico aporta a la economía del territorio un total de 1.573 millones de euros, según datos del Eustat de 2013, y da empleo a 18.000 personas, lo que pone en evidencia la necesidad de su reconocimiento al igual que otras actividades tradicionales y entenderlo como una parte estructural del tejido económico guipuzcoano.

El hecho de que, como afirma Raúl Fernández Acha, las instituciones empiecen a percibir el turismo como un sector profesional y no como un refugio de empleo es un buen comienzo para que pueda consolidarse como una actividad económica importante.

Si Donostia tiene ya una proyección internacional muy importante, el turismo estatal comienza a recuperarse lo que unido a que, prácticamente, no se han hecho los esfuerzos necesarios para una mejor promoción, ya que la ciudad tiene tanto atractivo por sí misma que se vende sola, no estaría mal activar desde este momento mecanismos de colaboración público-privada sólidos y potentes para situar al turismo como una de las grandes actividades económicas de la ciudad.

El caso de Barcelona es un claro ejemplo a seguir porque la alianza entre el sector público y el privado ha funcionado de tal manera que la capital catalana se ha convertido en un referente mundial entre los destinos turísticos. Ese debe ser el modelo de funcionamiento dentro de unos parámetros de sostenibilidad que no afecten de manera importante a la calidad de vida de los ciudadanos donostiarras, como por desgracia ha ocurrido en Barcelona, donde la invasión de turistas en algunas zonas de la ciudad ha hecho impracticable la vida normal de sus habitantes.

Sin llegar a ese extremo, la potencialidad que tiene Donostia en el sector debe ser aprovechada para que el turismo tenga el protagonismo que le aporta la contribución que hace a la economía guipuzcoana.

Por este motivo, es necesario un aumento de la oferta de establecimientos hoteleros y una estrategia proactiva de propuestas diferentes que combinen y complementen aquellos atractivos por los que el turista llega a la ciudad como son la cultura, la gastronomía y el paisaje.

Hay que tener en cuenta que el turista que viene a Donostia es de un nivel económico medio-alto, que sabe que no es un destino barato y que lo que busca es la percepción de nuevas experiencias que parten de un conocimiento que tiene en el Zinemaldia, el Jazzaldia y la labor de nuestros cocineros, que han colocado a la ciudad en el firmamento de las estrellas Michelin y son un referente de los mejores restaurantes del mundo, sus mejores credenciales.

El cambio de paradigma que ha supuesto el turismo donostiarra, con el importante peso de turistas extranjeros y la recuperación de los estatales, requiere un esfuerzo por desestacionalizar la actividad y prolongarla más allá del verano, poniendo en marcha iniciativas que sean atractivas para unos visitantes deseosos de encontrarse con otras sensaciones en un destino que por los perfiles que ofrece puede ser atractivo a lo largo de todo el año.

En este sentido, es imperdonable que la obra de uno de los mejores escultores del mundo no pueda ser visitada en un entorno tan encantador como es el de Chillida Leku por la posición de sus descendientes, y que otro genio de las artes de las artes plásticas como el guipuzcoano Jorge Oteiza, con una importante obra en el territorio, haya quedado proscrito en su casa-museo de Alzuza (Navarra) por motivos exclusivamente políticos y administrativos. Hay que confiar que el cambio que se ha producido en el gobierno de las instituciones forales de Gipuzkoa y de Navarra, como resultado de las últimas elecciones, pongan en valor un patrimonio que forma parte de la cultura vasca y que puede ser un elemento de atracción para todos aquellos interesados en la obra de estos dos grandes escultores.

La próxima inauguración del centro internacional de cultura contemporánea de Tabakalera y la celebración el año que viene de la capitalidad cultural europea pueden suponer un hito importante en esta desestacionalización del turismo en Donostia. l