Ahora que parece que hemos entrado en la senda de la recuperación económica y que hay algunos indicadores que comienzan a arrojar tasas similares a las que se registraban en 2008 y tras haber sufrido una de las crisis más destructivas que se hayan conocido, bueno será que desde los distintos agentes políticos, económicos y sociales de Gipuzkoa se vayan tomando medidas para evitar desajustes estructurales importantes cuando la economía haya adquirido velocidad de crucero.

Y uno de los problemas que puede tener la industria guipuzcoana es que siendo innovadora y líder en muchos sectores no pueda disponer de personal cualificado para continuar con su desarrollo en un mundo cada vez más globalizado y competitivo.

Desde la patronal Adegi, a través de su presidente, Pello Guibelalde, han expresado su preocupación ante una realidad que se puede producir en cinco años, cuando las empresas tengan dificultades para contratar a personal cualificado para desarrollar sus proyectos por falta de oferta. Y una industria sin ingenieros y personal cualificado difícilmente puede avanzar.

La salida de la crisis y la lenta recuperación que se está produciendo no nos están dejando ver el horizonte al estar más pendientes de su consolidación que de pensar en el medio y largo plazo. Lo cierto es que el panorama puede ser grave, si antes no se ponen las medidas necesarias para que ese déficit de 20.000 operarios que augura el presidente de Adegi, Pello Guibelalde, para 2020 no se produzca.

El problema es complejo porque tiene un componente demográfico de difícil solución ya que por cada diez personas que se jubilan solo siete entran en el mercado de trabajo, lo que origina un déficit de tres personas que, hasta ahora, ha sido absorbido por la crisis y la falta de empleo, con lo que no generaba ningún efecto social.

Sin embargo, a partir de ahora la situación puede cambiar radicalmente y ese déficit estructural inexistente en este momento se puede convertir en un grave problema para las empresas porque sus ofertas de empleo no van a tener la respuesta que necesitan sus demandas. Este diferencial entre las personas que se jubilan y las que se incorporan al mercado laboral suponen al año 3.000 trabajadores menos en Gipuzkoa y alrededor de 8.000 en el conjunto de la CAV.

A esta circunstancia fruto del bajo nivel de natalidad de nuestro país, hay que añadir la necesidad de reorientar las políticas educativas y formativas a las necesidades de nuestras empresas con el fin de evitar la falta de empleo cualificado que se puede producir cuando la economía guipuzcoana alcance velocidad de crucero. Basta darse una vuelta por las escuelas superiores de ingeniería o los centros de formación profesional para conocer el alto grado de empleabilidad que tienen y la alta renumeración salarial, respecto a otras profesiones, con la que los alumnos se incorporan al mundo del trabajo.

En este sentido, la realidad es muy tozuda por mucho que muchos padres piensen que la formación profesional es un nivel de enseñanza de segundo nivel. Conozco a directivos de empresa que comenzaron en la formación profesional y que luego continuaron en la universidad hasta convertirse en ingenieros.

En este momento, la propia formación profesional tiene un gran nivel de prestigio en Euskadi, hasta el punto de que hay centros como Oteiza Lizeo Politeknikoa de Zarautz que va a poner en marcha el próximo curso un postciclo de mecanización avanzada de materiales especiales en alta velocidad y alto rendimiento que es pionero no solo en el Estado español, sino también en Francia, con el fin de preparar personal cualificado para que pueda trabajar en máquinas de alta tecnología que ya se están incorporando a nuestras empresas y que trabajan con el material de una forma más compleja. "Tenemos maquinaria, pero nos falta gente preparada", precisa el director de este centro, Patxi Ostolaza.

El VI Informe Spring Profesional sobre Titulaciones con más Salidas Profesionales que acaba de publicar Adecco señala que las cinco titulaciones más demandadas en la CAV son las de Administración de Empresas y Finanzas, Ingeniería Industrial, Ingeniería Mecánica, Ingeniería Informática y, por último, Filología, Lingüística y Literatura. Este ranking refleja perfectamente lo que es la economía vasca y el gran peso que tiene el tejido industrial, no solo en la oferta de empleo, sino también en su alta cualificación.

De una lista de las 25 titulaciones más demandadas en la CAV, llama la atención que la Enfermería ocupe el puesto octavo, lo que da una idea de la importancia del sector sanitario y que en el décimotercero se encuentre Hostelería y Turismo, lo que indica el desarrollo que está teniendo esta actividad en Euskadi. Debo decir, a pesar de que se me acuse de barrer para casa, que entre esas 25 profesiones con más oferta de empleo no aparece la de Periodismo, señal inequívoca de la gran crisis que atraviesa el sector de la comunicación y que puede tener consecuencias importantes en una sociedad democrática como la nuestra por el papel de contrapoder que los periodistas deben de ejercer.

Con este preocupante panorama a futuro, coincido con el exlehendakari Juan José Ibarretxe sobre la necesidad de que la CAV cuente con todas las competencias en materia de Educación y Empleo a la hora de proyectar un modelo de país que responda a sus propias necesidades . "Sería imposible tener un compromiso y no seremos sociedad", dice Ibarretxe, sobre todo cuando lo local mueve a un mundo cada vez más globalizado.

En este sentido, el nuevo panorama político que se abre en Euskadi, tras los pactos que se han producido como consecuencia de los resultados de las elecciones forales y municipales, va a proporcionar una situación de estabilidad que se va a convertir en el mejor aliado para aprovechar al máximo la recuperación económica y volver a colocar a este país entre los referentes industriales del mundo.

El escenario que se presenta a futuro es de lo más ilusionante, teniendo en cuenta que por primera vez todas las instituciones de este país desde el Gobierno Vasco, el Gobierno de Navarra, las tres diputaciones forales, los ayuntamientos de las cuatro capitales y los principales municipios de Euskadi van a hablar el mismo idioma político, lo que abre grandes posibilidades de colaboración en materia económica y de desarrollo entre los cuatro territorios que todavía están por explorar.

Por poner un ejemplo, una vez resuelto el problema de Gipuzkoa con la desaparición del famoso Impuesto de la Riqueza y de las Grandes Fortunas -que no nos olvidemos es una idea del PSOE cuando tuvo la vena izquierdista tras dejar el Gobierno Vasco y que, posteriormente, fue apropiada por Bildu-, no es descabellado pensar que las cuatro haciendas forales puedan llevar a cabo políticas de armonización de sus impuestos e incluso solicitar su competencia en materia de impuestos indirectos.

De la misma forma que los cuatro territorios pueden actuar de manera coincidente en la defensa de sus intereses en Europa y configurar junto con Aquitania una grupo de interés que puede proyectar un mayor desarrollo a nuestras empresas en el seno de la UE, o llevar a cabo polí?ticas económicas e industriales complementarias con los tejidos productivos de la CAV y Navarra.

Se abre todo un espacio por explorar que puede ofrecer importantes oportunidades de desarrollo futuro para los cuatro territorios a nada que se trabaje desde el sentido de la eficacia y pragmatismo por encima de lo ideológico y al estilo guipuzcoano, esto es, sin meter ruido pero ofreciendo resultados. Es decir, actuar con inteligencia política desde la evidencia de los hechos consumados.