"No somos invulnerables, pero cuando actuamos de manera colectiva, entonces somos invencibles". Esta frase no es fruto de la reflexión de un filósofo, ni fue pronunciada por un político en la última campaña electoral para incidir en las señas de identidad de este pueblo, ni forma parte del mensaje que los coach de turno dirigen a los ejecutivos para aumentar su eficiencia en la dirección de las empresas. Su autor es el presidente de Azkue, Xabier Oleaga, y fue pronunciada en el acto de inauguración de las instalaciones de la empresa adquirida por 30 extrabajadores tras dos años de inactividad al declararse en concurso de acreedores para demostrar la fuerza que tienen las personas cuando se actúa con determinación y objetivos claros.
La fuerza de la unión que han demostrado los extrabajadores de Azkue al recuperar para la actividad productiva una compañía que, en este momento, podría formar parte del inventario de las empresas cerradas como consecuencia de la crisis, pone en evidencia las grandes fortalezas existentes en este país de las que no somos conscientes de su existencia y mucho menos de su utilización, sobre todo, en situaciones adversas cuando las dificultades crecen y las ayudas escasean.
Azkue va a servir de ejemplo para que otros proyectos empresariales con participación de los trabajadores y que pueden estar guardados en un cajón por falta de oportunidad puedan tener su desarrollo y se puedan convertir en una realidad. Arrancar una empresa inactiva durante dos años y reordenarla para hacer nuevos productos derivados de la madera como el parqué, complementarios con el mueble de alta gama que fabricaban y seguirá produciendo y por el que Azkue es conocida como marca de prestigio y tener unos buenos resultados en los escasos tres meses que lleva en funcionamiento, puede servir de acicate para el desarrollo de otras empresas en las que la participación de los trabajadores forme parte de su esencia.
El hecho de que Azkue sea la primera empresa en acogerse a los fondos de capital riesgo Lanpar (Langile Partaidetza) impulsados por el Gobierno Vasco y la Agrupación de Sociedades Laborales de Euskadi (ASLE), con una dotación de 2,5 millones de euros para financiar procesos de participación de los trabajadores en el capital de las empresas, puede significar un revulsivo para que otras iniciativas similares se repitan.
modelo de participación El modelo de participación de los trabajadores en las empresas ya forma parte de la agenda política, empresarial y social de este país. El hecho de que en el acto de inauguración de la nueva Azkue, que tuvo lugar la pasada semana, estuvieran la consejera de Desarrollo, Económico, Arantxa Tapia, el diputado general saliente, Martin Garitano, y el entrante, Markel Olano, el presidente y secretario general de Adegi, Pello Guibelalde y José Miguel Ayerza, respectivamente, así como otras personalidades, pone en evidencia que el modelo de participación de los trabajadores en las empresas es una realidad tangible, valga la redundancia, que ya no tiene vuelta atrás.
A todo ello, hay que sumar el gran respaldo institucional que a esta nueva forma de entender el mundo de la empresa y su organización le ha dado el lehendakari Iñigo Urkullu, al afirmar, ante un auditorio compuesto por empresarios, aprovechando el Día de la Empresa de Adegi, que va a ser "inspiradora" de la actuación del Gobierno Vasco. Todo un compromiso por parte de la máxima autoridad de este país y una apuesta por la innovación que hace que Euskadi vuelva a ser referente en esta nueva interpretación del auzolan que forma parte del ADN de los vascos y que si hace 50 años se transformó en el cooperativismo industrial surgido de la mano del Padre Arizmendiarrieta en Arrasate, hoy toma cuerpo con las empresas participadas por los trabajadores.
Ahora que estamos el inicio de una nueva legislatura puede ser una muy buena oportunidad para que desde las diputaciones, y, en concreto, desde las haciendas forales se pongan en marcha medidas o deducciones fiscales que incentiven la participación de los trabajadores en el capital de las empresas, teniendo en cuenta el gran beneficio social que aporta este modelo empresarial, no solo en lo que significa de arraigo y anclaje de las compañías en su territorio, sino como una buena inversión y un plan de jubilación complementario para los suscriptores de acciones de las empresas en las que están empleados.
"Es importante que los legisladores se den cuenta de esto y adopten políticas que hagan más sencilla la participación del empleado en el accionariado de una empresa". Es una reflexión del presidente de Siemens , Joe Kaeser, una empresa compuesta por 150.000 empleados repartidos en 60 países de todo el mundo y que tienen el 5,3% de las acciones de esta multinacional alemana. Kaeser quiere que el porcentaje de los títulos en manos de los trabajadores se siga incrementando hasta convertirse en el de mayor peso dentro del accionariado de la empresa, ya que está firmemente convencido de que "la propiedad participada beneficia a una empresa más que cualquier otro tipo de propiedad de acciones".
La estabilidad institucional que va a tener este país con la nueva legislatura que inician las diputaciones y ayuntamientos, gracias a los acuerdos políticos producidos tras los resultados de las últimas elecciones forales y municipales, abre un escenario de oportunidades que como país debemos aprovechar siempre mirando al norte, donde está el progreso, la riqueza y el bienestar, y abandonando poco a poco el sur donde se pueden volver a cometer los mismos errores que provocaron esta crisis, que no ha sido aprovechada para realizar una fuerte reestructuración económica.
Por eso, es digno de resaltar que los responsables del servicio de estudios de BBVA hayan destacado la estabilidad política existente en Euskadi como factor clave del crecimiento que está experimentando este país que, aunque este año el PIB se situará en un 2,7%, tres décimas menos que en el Estado, sin embargo, en 2016 la tasa alcanzará el 3%, mientras que en el Estado se quedará en un 2,7%.
Esa imagen de eficiencia, solvencia y seriedad que ofrece Euskadi, que le ha convertido en la segunda comunidad receptora de inversiones extranjeras del Estado, se contrapone con la falta de seguridad jurídica que existe en España y que provoca incertidumbre cuando un empresario quiere invertir o desarrollar un negocio.
política industrial La política industrial -por darle un nombre-, errática que ha llevado el Gobierno del PP, a través del ministro José Manuel Soria, sobre todo en el terreno energético y en el desarrollo de las renovables, donde este país es líder tecnológico mundial, es todo un ejemplo de ello.
La diferencia entre Euskadi y España es tan importante en el terreno de la política industrial que se está realizando en este país que, incluso, altos miembros del gobierno español no han tenido ningún empacho en reconocerlo. Es el caso de la secretaria general de Industria y Pequeña y Mediana Empresa, Begoña Cristeto, que, en un acto celebrado en Vitoria, afirmo que "la apuesta del Gobierno Vasco por la industria 4.0 es una referencia para nosotros". "Euskadi ha entrado primero en ese proyecto de potenciar la industria que tenemos, pero sin olvidarnos lo que nos puede deparar el futuro y para el ministerio es un buen ejemplo a seguir".
Por si fuera poco, la secretaria de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación, María Luisa Poncela, durante su intervención en el recientemente celebrado XX Congreso de Máquina-Herramienta de Donostia, valoró la capacidad de Euskadi para preservar su potencial industrial y su inversión en I+D en los últimos años en los que España "ha perdido gran parte de su peso industrial". Todo un ejemplo de lo que no se debe hacer.