Asignaturas pendientes
Mientras en términos macroeconómicos estamos saliendo de la crisis, sobre todo si hacemos caso a las empresas del Ibex 35 y a los bancos, todavía falta mucho para hablar de recuperación en Europa en lo que se refiere a las pymes, tal y como pusieron de relieve algunos empresarios vinculados al sector de la automoción, que es uno de los sectores estratégicos de este país, en la jornada de concesión de los premios que cada año la Cámara de Gipuzkoa concede a las empresas del territorio.
De esta manera se puso de relieve el divorcio que existe entre el discurso institucional, -y en este epígrafe entra todo lo que se pueda entender como tal-, y la dura realidad del empresario que tiene que vender para cuadrar al final del año la cuenta de resultados y que ve en sus propias carnes que los brotes siguen siendo verdes.
La mesa redonda que la Cámara de Gipuzkoa celebró con los directores generales de las cuatro empresas premiadas, en donde a la pregunta directa de si estaban ya percibiendo la recuperación económica, dos de ellos, que dirigen compañías fuertemente internacionalizadas, respondieron de manera tajante que todavía el crecimiento económico no es visible.
Esta es la gran virtualidad de los premios de la Cámara de Gipuzkoa, donde los empresarios hablan directamente, y no por voz de intermediarios, y verbalizan de una manera clara la situación del día a día de sus empresas que poco tiene que ver con el discurso oficial.
De la misma forma, parece contradictorio que el gabinete del diputado general, Martín Garitano, trate de llevar en exclusiva dentro de la Diputación de Gipuzkoa y sin acuerdos con el Gobierno Vasco, el proceso de reindustrialización de la planta de Candy en Bergara, y el responsable de la institución foral abandone a la mitad un acto en el que están presentes la mayoría de las empresas que generan riqueza y empleo en este territorio.
Por no tener, no tuvo ni la más mínima cortesía de escuchar las palabras del galardonado al que previamente le había hecho entrega del premio. Toda una demostración de lo que a Martín Garitano le importaba el acto, teniendo en cuenta que es reincidente, ya que el año pasado hizo lo propio.
Y mientras Garitano hacía mutis por el foro, a la hora del aperitivo, el titular del departamento foral de Innovación y Desarrollo Rural, Jon Peli Uriguen, participaba en la foto de familia con los premiados, departía con empresarios para conocer sus opiniones y preocupaciones y expresaba su inquietud por la tardanza que se está produciendo en la adjudicación de una empresa concursada en una zona de Gipuzkoa fuertemente castigada por la crisis. La otra cara de la moneda económica de la Diputación.
Y si para algunos en Gipuzkoa hemos perdido más de cuatro años para poder engancharnos con fortaleza a los primeros atisbos de recuperación de la microeconomía , en lo que se refiere al empleo hemos perdido lustros, tal y como quedó reflejado en el programa El Dilema de ETB2, que dirige Juan Carlos Etxeberria y al que fue invitado a participar, y que versó sobre el empleo con la presencia del recién estrenado consejero de Empleo, Ángel Toña.
Mientras la reforma laboral ha provocado una flexibilidad externa, mediante el abaratamiento de los despidos, y una interna en las empresas, al modificar de manera ostensible las condiciones laborales de los trabajadores para evitar, precisamente, la rescisión de los contratos de trabajo, las políticas activas de empleo se han mostrado claramente insuficientes porque nadie se ha planteado poner en marcha otro modelo diferente al actual de las prestaciones sin nada a cambio.
En contra de lo que ocurre en Alemania, Dinamarca y Holanda, nadie tiene la intención de que, a través de la protección social y de la formación, tratar de buscar que el trabajador desempleado vuelva a la actividad. En esos países los parados siguen un plan individualizado y tutelado por un gestor y mientras cobran el subsidio se les exige la participación en cursos de formación para acceder a una nueva empresa.
Es lo que se llama la flexiseguridad, una bandera que enarboló en su tiempo Adegi y que parece que la ha abandonado. Habrá que preguntarse si Lanbide entra en estos esquemas, teniendo en cuenta que las políticas activas de empleo son competencia del Gobierno Vasco, a pesar de que la le legislación en materia laboral esté en manos del Estado.
De la misma forma habrá que comenzar a decir de manera pública que nos enfrentamos a un nuevo modelo de mercado de trabajo más polarizado en dos extremos, al desaparecer los trabajos rutinarios y ser sustituidos por las máquinas, gracias a los avances de las tecnologías de la información.
A partir de ahora, tendremos una dualidad de trabajos de baja cualificación y retribución vinculados con los servicios y cuidados personales y, por el contrario, otros de muy alta cualificación, con un gran nivel de conocimiento y, por lo tanto, muy bien retribuidos. En el medio, las máquinas irán sustituyendo a las personas en una mayor proporción a la creación de nuevos empleos complementarios a las mismas.
La conclusión de esta inacción por el futuro es que el 63% de los trabajadores en paro en Euskadi son de larga duración y que en 2014, había 139.000 personas que llevan más de un año desempleados. Una situación que un país que apuesta por el futuro y el desarrollo no se lo puede permitir.