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Más vale tarde que nunca

Más vale tarde que nunca

la desaparición de la escena política, económica y social de algunos personajes del territorio al oeste del Deba, -léase Bizkaia-, está permitiendo que afloren algunas cuestiones de gran calado que afectan de manera positiva a los intereses de Gipuzkoa y que están favoreciendo una cierta reconciliación respecto al deseo de algunos de fomentar una cierta recentralización de los proyectos que cuentan con visión y misión de país y que como tales deberían de haberse desarrollado, teniendo en cuenta el interés general y no la defensa de localismos trasnochados.

Aunque todavía quedan algunos tics de esa época como el de llamar vizcaíno a un centro tecnológico como Tecnalia, -que sigue sin decidir dónde ubicar su sede después de cuatro años y medio de su constitución y cuando una parte importante de su actividad se halla radicada en Gipuzkoa-, por el hecho de participar en una alianza con tres empresas eléctricas de ese territorio para comercializar sus laboratorios.

Sospecho que será cuestión de tiempo y que las aguas volverán por donde deberían discurrir desde un principio, porque a pesar del ninguneo que se hizo evitando que la sede de Tecnalia estuviera radicada en Donostia, lo cierto es que Gipuzkoa sigue siendo el territorio donde más inversión se destina a la I+D+i lo que supone un 2,46% de su PIB, frente al 1,93% de media de la CAV y el 1,72% de Bizkaia, según datos de la consultora Bantec Group referidos a 2014. Y ello, a pesar de la crisis.

Y mientras se arregla este asunto de Tecnalia, es bueno congratularse que Kutxabank haya considerado que CAF, el constructor ferroviario de Beasain, es una empresa estratégica para este país, no porque sea un accionista importante con el 19,06% de sus títulos, sino por su “importancia desde el punto de vista de arraigo del país”, según palabras del presidente del banco vasco, Gregorio Villalabeitia.

La declaración de Villalabeitia en su primera intervención pública es importante no porque para algunos signifique una sorpresa saber que en Euskadi tenemos a un gigante del sector ferroviario que está compitiendo de igual a igual en su propio terreno, es decir en Europa, con grandes constructores como Siemens o Alstom, sino por lo que supone de reconocimiento sobre la gran importancia que tiene la empresa beasaindarra como tractora de la economía vasca.

Una característica que no fue tenida en cuenta por su antecesor, Mario Fernández, cuyos intereses al frente del banco vasco estaban más dirigidos a los empresas vinculadas al negocio energético en todas sus variables, que al tejido manufacturero y productivo que ha sido, es y será santo y seña de la economía vasca.

La importancia de CAF en la economía vasca, en general, y la guipuzcoana, en particular, es tal, que sus ventas distorsionan radicalmente las tasas de exportación, a nada que se materializa un pedido a un país extranjero. Esto fue lo que pasó en diciembre del año pasado cuando las exportaciones guipuzcoanas experimentaron un crecimiento del 20,8%, debido fundamentalmente a la venta de material ferroviario de CAF que registró un aumento del 171,3%. Este dato no solo es puntual, sino que a lo largo del cuarto trimestre del 2014, según datos del Eustat, las exportaciones guipuzcoanas crecieron un 14,5%, gracias. Entre otros factores, a la subida del 59% experimentada por las ventas de CAF en el exterior.

La empresa besaindarra, que tiene también otra particularidad importante como es la de la participación de sus trabajadores en el capital al detentar una cartera con el 29,07% de las acciones, ha conseguido en 2014 su récord histórico de pedidos por un importe de 5.251 millones de euros de los que el 78% proceden del exterior, lo que da una idea de su alto nivel de internacionalización. Por si esto fuera poco en los dos meses que llevamos de 2015, CAF ha cerrado cuatro pedidos por valor de 360 millones de euros en el Reino Unido, Francia, Holanda y España. En pleno corazón de Europa.

En paralelo y aplicando la máxima de hacer de la necesidad virtud, tras el cierre de la central térmica y de Corrugados Azpeitia, el puerto de Pasaia ha inaugurado una línea regular de contenedores con Amberes que, en su primera escala, ha cumplido ya con las expectativas que se tenían en la recuperación de este tráfico que hace dos décadas desapareció de la dársena guipuzcoana. Aunque todavía es pronto para decidir, tanto la Autoridad Portuaria de Pasaia como la naviera, ya tienen en el horizonte la posibilidad de hacer una doble escala semanal con lo que es una buena noticia para las empresas del entorno de Pasaia que disponen de una alternativa al transporte por carretera más barata.

Y todo ello dentro de un flair play novedoso que va indicando que el desarrollo del país debe de ir de la mano de la colaboración entre los territorios y de sus instituciones y organismos con el único fin de que ganemos todos. Por eso hay que felicitarse de las declaraciones realizadas a este periódico por el presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao, Asier Atutxa, al asegurar que no hará labor comercial “hostil” contra Pasaia. Lo que quiere decir que su objetivo de recuperar el tráfico de automóviles no va a estar dirigido a arañar al que ya tiene el puerto de Pasaia, que es el segundo en importancia, sino al que sale del puerto de Santander, simplemente porque “tenemos una visión global y estratégica de país”. Todo un cambio de pensamiento importante, que podría haberse producido un poco antes.