La chapuza de la reforma laboral
Parece mentira cómo lo que hace un año era confrontación, acusaciones estentóreas, afirmaciones subidas de tono como queriendo aprovecharse de la nueva situación que abría la Reforma Laboral en la negociación colectiva, portazos de la patronal a invitaciones institucionales para retomar el diálogo y alcanzar acuerdos, etc., ahora se ha convertido en una situación en la que se van a firmar convenios que blindan esa normativa legal y que contradicen las actuaciones de algunos dirigentes de asociaciones empresariales empeñados en su aplicación, disposición de sindicatos de entrar en una mesa de diálogo social, cuando hasta ahora eran renuentes, o la reunión que el consejero de Empleo, Juan María Aburto, mantendrá el próximo día 2, con el secretario general de ELA, Txiki Muñoz.
Todo este cambio de situación en menos de un año en el marco de las relaciones laborales en Euskadi se ha debido a la constatación de que la Reforma Laboral, frente a lo que algunos empresarios intuían, se ha convertido más en una rémora que en una ventaja porque la normativa está inspirada en una realidad que nada tiene que ver con una estructura económica como la vasca que es fuertemente industrial, en donde por sus características, se necesitan marcos de actuación prefijados y acordados entre las partes.
También hay que constatar que mantener de manera permanente la conflictividad, en la que parece que algunos se hallan cómodamente instalados, en las relaciones laborales no solo no lleva a ningún lugar, sino que pude poner en peligro la necesaria base para poner los cimientos donde la actividad económica comience a fluir y, en consecuencia, a crear empleo. Por ello, la concertación es un elemento sustancial en estas vísperas de cambio económico.
La desaparición de la ultraactividad de los convenios nos ha traído a una especie de limbo a empresarios y a trabajadores que lo único que ha aportado es inseguridad e incertidumbre, precisamente, en un momento como el actual en donde se está empezando a ver ciertas señales de que la crisis ha tocado suelo, por lo que la conjunción de intereses entre aquellos que forman parte de las empresas es clave para impulsar el cambio de tendencia e iniciar la senda del crecimiento.
Los propios jueces en Euskadi han puesto en evidencia la forma chapucera con la que los legisladores han elaborado la Reforma Laboral, que ha tenido que ser objeto de precisiones y aclaraciones en varias ocasiones, hasta el punto de que en sus sentencias se rigen más aplicando el criterio de la casuística que el que recoge la normativa.
En este contexto parece que es normal y hasta saludable, en lo que se refiere a la aplicación del principio democrático de la autonomía de las partes en la negociación colectiva en una empresa, que el comité de empresa y la dirección de CAF, la principal empresa industrial de Gipuzkoa con alrededor de 2.700 trabajadores, hayan llegado a un acuerdo para la firma de un convenio colectivo que blinda la aplicación de la Reforma Laboral y que proyecta seguridad y certidumbre para los próximos años en el momento clave de que la economía empiece a repuntar.
El convenio, que será aprobado con toda seguridad mañana, lunes, por los trabajadores de CAF, vista la reacción positiva que han tenido los empleados en las consultas que durante la semana pasada realizaron los cuatro sindicatos presentes en la compañía constructora de ferrocarriles, va a suponer un hito referencial en la negociación colectiva, por lo que supone de constatación de la inutilidad de una normativa legal que no responde no solo a los intereses de los trabajadores, ni siquiera de los empresarios que, como es el caso, han recuperado la figura de la ultraactividad para recuperar la certidumbre y seguridad que hacía desaparecer el texto legal.
De la misma forma que desde Adegi se ha lanzado la denominada nueva cultura de empresa para tratar por medio del modelo de participación de los trabajadores, buscar un marco de relaciones laborales que ofrezca una mayor estabilidad y consistencia en el seno de las compañías ante la desaparición de un escenario en donde, hasta ahora, las partes se encontraban.
El convenio de CAF pone también en evidencia la necesidad de que la elaboración de las leyes responda a los intereses de los ciudadanos y no sea consecuencia de impulsos por parte de los legisladores con el ánimo de responder a situaciones determinadas o a peticiones de parte que nada tienen que ver con la realidad de este país, por lo que, a pesar de que la competencia no está recogida en el Estatuto de Gernika, es conveniente que Euskadi se dote de su propio marco de relaciones laborales.
El acuerdo laboral en CAF es el claro ejemplo de un cambio de situación y pone de relieve que estamos en un momento diametralmente opuesto al de hace un año, probablemente, porque tanto empresarios como sindicatos han llegado al convencimiento de que la conflictividad por si misma no es una buena estrategia. l