Miedo al cambio
“Adegi no incorpora novedad, sino que eleva a categoría lo que se hace en muchas empresas”
Es una cuestión que me empieza a preocupar. Cuando en este país cada vez que alguien hace una propuesta que se sale de lo establecido o lo políticamente correcto, la contestación no es el debate y la aportación de ideas, sino el rechazo y la descalificación, sin importar que los argumentos que se utilicen en sí mismos sean contradictorios y demuestren un absoluto desconocimiento de la realidad de este país.
En este país hay un auténtico miedo a romper con el statu quo, a avanzar sobre lo ya conocido y a preparar lo que va a ser el futuro y que dada la rapidez con la que se mueve a día de hoy la economía, se convierte en trágico presente a nada que uno se haya despistado en la aplicación de las previsiones.
Hay un miedo al futuro que parte de un centralismo conservador, generalmente, instalado en el territorio situado al oeste del Deba -léase Bizkaia-, refractario a todo lo que sea innovador; no por lo que pueda aportar de cambio y progreso, sino por lo que supone de transgresión de un escenario prefijado y de un cambio de las reglas establecidas, máxime si la propuesta procede de fuera de sus mugas y se hace por libre iniciativa sin contar con las bendiciones pertinentes de partida.
Y esto es lo que ha pasado con la propuesta del nuevo modelo de relaciones laborales que ha propuesto la patronal Adegi y en donde, en alegre ibilibilketa, el Gobierno Vasco, los sindicatos y algunos partidos políticos han ido de la mano para desacreditar una reflexión que nace de una realidad que, en este momento, se está llevando a cabo en un número importante de empresas guipuzcoanas.
La propuesta de Adegi no es poner negro sobre blanco la primera idea que se les ha ocurrido al presidente o al secretario general de Adegi, Pello Guibelalde o José Miguel Ayerza, respectivamente, para tratar de romper un bloqueo de los sindicatos ante una negociación colectiva que ya no va a ser la misma desde el 7 de julio. Frente a la realidad de lo que sucede en otros territorios vascos, la propuesta de Adegi parte de un planteamiento empírico que se desarrolla en Gipuzkoa y que tiene su origen en el auzolan de nuestros baserritarras, que a la vez que competían entre ellos, se unían para realizar aquellas actuaciones en los que individualmente eran débiles.
Ese carácter, que ha hecho, entre otras cosas, que el fenómeno del cooperativismo industrial se de en Gipuzkoa y no en ningún otro lugar del mundo, es lo que fundamenta la propuesta de Adegi, que no aporta ninguna novedad sino que eleva a categoría lo que día a día se hace en muchas empresas guipuzcoanas.
El tejido empresarial de Gipuzkoa está compuesto por pymes y esa característica es la que define las relaciones entre los empresarios y los trabajadores, mucho más próximas y directas que las que se pueden producir en Bizkaia, donde el tamaño de las empresas en general impiden esa relación de cercanía y proximidad.
Esta realidad es la que debería de conocer el consejero de Empleo, Juan María Aburto, cuando de manera inopinada ha lanzado toda sus baterías contra la propuesta de Adegi entrando en una flagrante contradicción, a tenor de lo que ha trascendido de sus últimas intervenciones radiofónicas.
Aburto, según lo que dijo en su entrevista en Radio Euskadi, rechaza categóricamente el cambio de relaciones laborales que propugna Adegi diciendo que "no es mi modelo" para, a renglón seguido, afirmar que comparte la filosofía de la patronal guipuzcoana porque "hay que ir a un nuevo modelo de relaciones laborales, un proyecto compartido guiado por la transparencia, la participación en la gestión e incluso en el capital". Precisamente, el fondo de la propuesta de Adegi. ¿En qué quedamos?
De la misma manera, en otra intervención en Onda Vasca, Aburto aboga porque Confebask lidere el modelo de relaciones laborales en Euskadi para evitar que las patronales territoriales planteen "modelos diferenciados". El consejero de Empleo olvida la autonomía de las partes en las negociaciones laborales y obvia por defecto que la realidad de este país, aunque sea pequeño y lo quiera o no, es singular y cada territorio depende de sus propias especificidades, que en algunas cuestiones, pueden encontrarse en las Antípodas.
Plantear que Confebask marque el patrón de las relaciones laborales en Euskadi es como propugnar la derogación de la LTH, que es el marco que proporciona una estructura confederal a este país, o que haya solo una Hacienda, evidentemente, la vizcaina que es la que más ingresa de las tres, o que el gran campo de fútbol vasco por excelencia sea el de San Mamés Barria porque, de esta forma, la Real Sociedad se habrá convertido en un club proveedor de canteranos del Athletic de Bilbao. Por poner algunos ejemplos...
Esos tics centralizadores, que cada vez más se están viendo en el territorio al oeste del Deba, tanto desde el punto de vista político como económico o empresarial, tiene su reflejo en la tardía respuesta que el presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, ha tenido tras la ola de críticas que Adegi ha recibido del Gobierno Vasco, como de sindicatos y partidos políticos, por su "transgresora" propuesta de cambio de relaciones laborales.
Lujua, que, en una entrevista en este periódico el pasado mes de diciembre, se despachaba diciendo que la propuesta de Adegi era una especie de ocurrencia de los guipuzcoanos porque son así de especiales, pero que la patronal vasca defendía la negociación colectiva conforme a los cánones establecidos, aprovechó su tradicional blog de los viernes para respaldar la vía de la patronal vasca y la participación de los trabajadores. Hubo que esperar cuatro días, para que Lujua se pronunciara sobre un documento que, por lo menos, desde principios de diciembre lo tiene encima de la mesa de su despacho. Un silencio que molestó mucho en tierras guipuzcoanas.
La pregunta que hay que hacerse ahora es que, si el presidente de Confebask apoya el modelo de Adegi, ¿qué es lo que va a decir ahora Aburto? porque la propuesta ya ha dejado de ser territorial para convertirse en algo que afecta a las tres patronales asociadas a una confederación en el ámbito de la CAV como es la entidad que preside Lujua.
De la misma forma, ocurre en el PSE que un portavoz de Juntas Generales de Gipuzkoa, ha dicho públicamente que la formulación de Adegi es "una vía muerta y retrotrae al siglo XIX" y, sin embargo, su secretario general, Patxi López, en un encuentro informal con dirigentes de Adegi con motivo de la asistencia de un acto social, les felicitó por la iniciativa. Cosas veredes...