Rayos de esperanza
una vez superado el impacto que, en la sociedad guipuzcoana ha tenido el concurso de acreedores de Fagor Electrodomésticos parece que el monstruo de las crisis sigue cebándose con las empresas del territorio como si no hubiera sido suficiente con haberse llevado por delante lo que hace 60 años fue el germen del primer grupo industrial vasco.
Al igual que ocurrió en el caso de Fagor Electrodomésticos parece que los medios de comunicación se han convertido en la gran sala de reuniones donde las instituciones compiten en lanzar todo tipo de acusaciones pidiendo responsabilidades a las demás por no actuar o por hacer dejación de sus funciones.
En el caso del centro de investigación en medicina regenerativa Inbiomed, Gipuzkoa se ha convertido en un gran patio de corrala donde la Diputación y el Gobierno Vasco se han lanzando todo tipo de diatribas entre ellas y contra Kutxa, sin que una semana después de que estallara el zafarrancho sepamos qué va a pasar con esta entidad en 2014 y años siguientes que, a fin de cuentas, es lo que importa.
El debate se ha centrado en aspectos puramente económicos y de competencias, cuando lo pertinente es que todas las partes implicadas de manera directa e indirecta, estén o no en su patronato, tengan o no la competencia, se junten de una vez en torno a una mesa con el único propósito de dar solución de continuidad a un centro de investigación que puede ser importante para Gipuzkoa si estamos convencidos de que las biociencias puede ser un nuevo nicho de actividad económica.
Si hay que hacer un plan estratégico que vea necesario el cierre de líneas de investigación que no son rentables o no van a tener los retornos apetecibles que se haga, de la misma forma que puede ser necesaria la incorporación de socios industriales farmacéuticos que puedan desarrollar en Donostia nuevos fármacos vinculados a enfermedades degenerativas para lo que será necesario establecer los contactos pertinentes.
Lo que no puede ser es que veamos cerrar un centro de investigación, con todo lo que ello tiene de fracaso colectivo de pérdida de futuro para una sociedad como es el del conocimiento y desarrollo aplicado para nuevas actividades de negocio y donde va a estar el futuro de nuestra economía, sin antes establecer las bases de su posible viabilidad.
Las instituciones no están para ser palanca de la afrenta política en base partidaria, sino para resolver los problemas de los ciudadanos y preparar su futuro. Con Inbiomed tiene un gran reto por delante.
De la misma forma, que trabajo no le va a faltar a la consultora donostiarra Norgestión & Audyge, SL, que en representación de las siete entidades financieras acreedoras de Fagor Electrodomésticos ha sido designada por el Banco Popular como uno de los dos administradores concursales en el proceso de suspensión de pagos de la cooperativa guipuzcoana, venciendo todo tipo de presiones para que ese trabajo se lo llevaran las grandes auditoras multinacionales de siempre.
Por eso hay que agradecer al Banco Popular por haber sido capaz de no sucumbir a las fuertes presiones de los gigantes del sector y apostar por Norgestión & Audyge, lo que demuestra la capacidad y la valía de la consultora y de la auditora que se han unido para poder participar en procesos concursales.
El hecho de que Norgestión & Audyge sea uno de los dos administradores concursales de Fagor Electrodomésticos supone todo un espaldarazo profesional de primera magnitud porque no en vano, el proceso de la cooperativa vasca, al margen de catalogarse como el segundo más importante de la historia del Estado por su número de acreedores, va a tener una gran complejidad por el gran número de empresas y filiales que se cruzan, algunas localizadas en Gipuzkoa y Bizkaia y otras en Francia, Polonia e Irlanda.
De la misma forma, hay que alegrarse de que Martín Berasategui ?que ha sabido ver la cocina vasca desde un prisma de actividad empresarial y de apuesta por la internacionalización?, haya vuelto al Olimpo Michelín, recuperando la séptima estrella.
Es impresionante ver cómo la huella de Martín Berasategui, desde su restaurante de Lasarte-Oria, ha sido capaz de formar cocineros que hoy pertenecen a su equipo y que están trabajando en un total de diez establecimientos repartidos por todo el mundo desde Shanghái hasta México, pasando por República Dominicana, Barcelona, Tenerife y Bilbao. Dirigir un equipo de más de 200 personas en los tiempos que corren no es fácil. Norgestión y Berasategui, dos rayos de esperanza en el presente.