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El ejemplo de Nokia

La adquisición de Nokia por parte de Microsoft ha hecho saltar las alarmas no solo en Finlandia, donde la compañía de telefonía móvil era su mayor símbolo de la pujanza tecnológica e innovadora que representaba este pequeño país de apenas 5,4 millones de habitantes, sino en Europa, en lo que significa que el viejo continente está perdiendo peso competitivo en un mundo cada vez más globalizado.La compra de Nokia por Microsoft por 5.540 millones de euros, cuando era líder mundial en la fabricación de móviles estaba valorada en 120.000 millones ha supuesto un jarro de agua fría a las expectativas económicas de Finlandia y una afrenta al orgullo de sus ciudadanos que han visto como en tan solo tres años el icono tecnológico del país ha sido vendido como una baratija por parte de un consejero delegado procedente de la firma de Bil Gates que, tras la gran operación, volverá a su antigua empresa para ocupar con toda seguridad la dirección de la compañía.Nadie entiende como un consejo de administración de una empresa tan importante como Nokia, que, en sus mejores tiempos cuando dominaba absolutamente el mercado de los teléfonos móviles, aportaba en concepto de impuesto de sociedades el 1,5% de los ingresos de las cuentas públicas de Finlandia, haya podido permitir que su consejero delegado haya descapitalizado la empresa de manera inmisericorde para forzar su venta al mejor precio posible a su antigua empresa. En tan solo tres años, Stephen Elop, que es el canadiense procedente de Microsoft, que ha dirigido en este tiempo Nokia, ha hecho que la empresa finlandesa haya desaparecido prácticamente del mercado donde había sido líder indiscutible y haya dejado sin empleo a un total de 28.000 personas. Con estos indicadores tampoco se entiende como el gobierno de Finlandia haya podido permitir dejar al zorro a cuidar las gallinas cuando era perfectamente previsible que, más pronto que tarde, el corral se iba a quedar vacío, sobre todo, en estos momentos, en que en todos los países se observa un proteccionismo inusitado para evitar la venta y la deslocalización de sus empresas más estratégicas. Basta con ver las actuaciones de Francia, Alemania y Estados Unidos que no solo ponen todo tipo de trabas a cualquier presencia extranjera en sus empresas, sino que incluso han iniciado la repatriación de lineas de producción establecidas en el exterior como , por ejemplo, China para tratar de paliar la pérdida de empleo en sus respectivos países.Lo de Nokia, salvando las distancias, es lo que puede pasar en este país, sino emerge una conciencia colectiva de que es necesario que la capacidad de decisión de nuestras empresas estratégicas y tecnológicas se quede aquí. Existe la tentación, quizás por el desanimo que está cundiendo entre nuestros empresarios ante el actual clima que se está produciendo de falta de apoyo y reconocimiento social a su trabajo y a la función que desempeñan en la generación de riqueza y empleo en la sociedad, o por normativas llegadas desde fuera, de querer vender nuestras empresas al primero que haga una buena oferta, sin tener en cuenta que se pueden estar poniendo los cimientos del desmantelamiento de nuestro tejido productivo.Podemos estar en vísperas de una operación en la que unos fondos de inversión o sociedades de capital riesgo adquieran una parte importante del capital de una empresa vasca que es uno de sus principales referentes en su sector y que cuenta con implantaciones en el exterior. La entrada de ese capital no vasco impulsado por accionistas locales puede tener consecuencias graves para nuestra economía, por lo que significa dejar en otras manos el futuro de unas empresas que son claves en el desarrollo y competitividad de este país.En otro terreno es como si alguien tratase de convencerme ahora que Fernando Alonso, que acaba de comprar el equipo ciclista Euskaltel-Euskadi, se ha comprometido a mantener la filosofía que subyacía detrás de esta formación en la que muchos nos sentíamos identificados y que era el sueño de muchos chavales que algún día aspiraban a subirse al pódium de las mejores carreras. Alonso ha comprado una empresa, en este caso, deportiva, y a partir de aquí, como es lógico, cualquier identificación con Euskadi será pura coincidencia. La pregunta que se debería de hacer es por qué hemos permitido que una entidad como Euskaltel-Euskadi deje de ser vasca el próximo año con todo el esfuerzo que se ha hecho en este sentido durante todos estos años.La segunda lección que nos ha dejado la desaparición de Nokia es que la ausencia de innovación provoca la pérdida de competitividad y, con ello, la desaparición del mercado. Parece incomprensible que una empresa que llegó a dominar el mercado de los móviles en el mundo haya sido incapaz de entender y, menos responder, a los retos que sus competidores estaban planteando en los últimos seis años. Y todavía choca más esta circunstancia cuando Finlandia sigue gastando el 3,5% de su PIB en I+D, un punto más que la inversión que se hace en Euskadi, que está por encima de la media del 2% de Europa. En muchos foros, incluso dentro de la izquierda abertzale, se ha puesto a Finlandia como un país referente de Euskadi por las ciertas particularidades comunes que poseen en algunos aspectos.En ese sentido, todavía nos alberga la esperanza, tanto en lo que se refiere al arraigo de nuestras empresas en su entorno como en la decidida apuesta por la I+D que se está haciendo en este país, cuando vemos como el polo de innovación Orona Ideo se está convirtiendo ya en una realidad en 2014. De momento, el sueño de hace ocho años y medio del director general de Orona, Javier Mutuberria, de unir en un mismo espacio físico a la universidad, los centros tecnológicos y la empresa, tendrá su primer hito con el inicio mañana de dos cursos de grado de Energía y Ecotecnología de Mondragon Unibersitatea.Pero quizás lo más importante de Orona Ideo, al margen del impulso de la I+D como elemento clave de competitividad de nuestras empresas, sea su conexión con la sociedad en la que halla inmerso el proyecto para la puesta en marcha de iniciativas, dentro de la más genuina filosofía cooperativista, que den lugar a la generación de riqueza y el desarrollo sociocultural de los habitantes del entorno donde se ubica. El ejemplo de Orona con esta iniciativa, que ha supuesto una inversión de 70 millones de euros, es precisamente lo que ha hecho que este país sea hoy lo que es.