lA reunión que el presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy, celebró el pasado martes con lo más granado de los empresarios guipuzcoanos, dentro de un acto de la campaña electoral del PP, vino a confirmar no sólo lo que ya sabíamos, es decir, que la crisis le supera, que está desbordado por las circunstancias y que carece totalmente de ideas, sino, lo que es más grave, desconoce lo que hace su propio gobierno, sobre todo en algo tan importante para el futuro de una economía como es la innovación y la investigación. En el acto que tuvo lugar en la Cámara de Gipuzkoa, Rajoy volvió a fumarse, metafóricamente hablando, otro habano similar al que saboreaba hace unos días paseándose por la Sexta Avenida de Nueva York, en una escena que transmitía la imagen de alguien que estuviera ya de vuelta de una situación que le ha sobrepasado y de la que se ve impotente de modificar, siquiera algo, su rumbo.
Si el conocimiento de las actuaciones de su propio gobierno es el que demostró Rajoy en Donostia, lo consecuente es poner pies en polvorosa y echarse a correr ante tamaña muestra de ineficacia. Que un presidente se entere por primera vez en un reunión con empresarios de provincias -utilizando el argot que los madrileños utilizan para todo lo que no forma parte del establishment de la capital-, de las importantes consecuencias negativas que está teniendo ya en las empresas y en el empleo un real decreto aprobado por el gobierno del que es responsable, es rozar el esperpento.
Los empresarios presentes en la reunión se quedaron boquiabiertos con la respuesta de Rajoy a una pregunta de uno de los asistentes, en donde exponía que la aplicación del real decreto ley 20/2012 del 13 de julio de medidas para "garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad", que supone la desaparición de las bonificaciones por contratación o mantenimiento de empleo existente hasta la fecha, va a a suponer a las empresas vascas un aumento de sus costes de 240 millones de euros, aproximadamente, que en el caso de las guipuzcoanas será de 75 millones.
Pero lo grave no sólo está en el encarecimiento de los costes laborales, en la afección de la planificación de gasto en las empresas en este momento de crisis y en la creación y mantenimiento del empleo, sino en que una gran parte de esas bonificaciones, que suponían el 40% de deducción de la cuota iban destinadas a la contratación de personas en las áreas de I+D+i, tanto en empresas como en centros tecnológicos. En concreto, una empresa que está haciendo una fuerte apuesta por la investigación ha pasado en tan sólo un mes, gracias a este decreto del Gobierno de Rajoy, a aumentar en un millón y medio de euros su capítulo de gastos de personal.
"Eso me suena mal. No soy consciente de lo que me dice y lo vamos a mirar", dijo Rajoy, sorprendido por el efecto que va a tener esta decisión de su gobierno en una actividad tan estratégica como es la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica en lo que se refiere reforzar la competitividad de nuestras empresas. Tal fue el desconocimiento que demostró Rajoy de las consecuencias de esta decisión, sobre todo, en el desarrollo de la actividad de I+D+i que en dos ocasiones más, a lo largo de su intervención, reiteró su compromiso a "mirar" qué es lo que se podía hacer para modificar la situación.
La respuesta de Rajoy fue considerada por algunos de los asistentes como un rasgo de sinceridad, mientras que otros salieron del encuentro con la preocupación de haber visto, a través de su máximo responsable, a un Gobierno cuyo único objetivo es el recorte por el recorte para conseguir salvar el déficit público de la forma que sea, sin importarle meter la tijera en aquellas cosas que son tan estratégicas como la investigación y el desarrollo tecnológico, que es lo que aporta competitividad y progreso a una economía.
Lo grave de la medida adoptada en el mes de julio, y que ha aplicado a partir del pasado 1 de septiembre, es que refleja la falta de planificación con la que está actuando el Gobierno del PP a la hora de llevar a cabo sus políticas de ajustes y que los recortes se hacen con tanta alegría que nadie parece ser capaz de percibir los efectos negativos que, como en este caso, se van a producir en el corto y medio plazo en nuestras empresas.
O es que hay alguien que pueda afirmar que no había otras partidas -y no voy a hacer mención a las de Defensa ni a desfiles militares y otros gastos trasnochados-, para hacer los recortes que pide Angela Merkel para cumplir con la deuda pública. Porque lo que está claro es que el ahorro que va a suponer la desaparición de estas bonificaciones es el chocolate del loro dentro de los Presupuestos Generales del Estado, recientemente presentados.
Lo curioso de la escena es que la pregunta del empresario se produjo cuando Rajoy había alardeado de la buena actuación de su gobierno en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado por no haber tocado partidas sociales estratégicas tan importantes como las pensiones, las becas y, curiosamente, la innovación, eso sí, poniendo por delante el pago de los intereses de la deuda pública
En la misma reunión, Rajoy reconoció con total claridad que a un mes de que cumpla un año como inquilino de la Moncloa, tras ganar las elecciones del 20 de noviembre, ha incumplido todo el programa electoral con el que se presentó. Qué credibilidad puede ofrecer un gobierno que no tiene ninguna propuesta que hacer porque las que tenía ya no existen por las continuas modificaciones que de manera paulatina se han venido realizado desde Bruselas y Alemania, al margen de su pésima gestión de la crisis económica con sus devaneos sobre la petición o no del rescate a la UE.
La estrategia de tiempo, tiempo, tiempo... hasta que escampe y se aclare el horizonte, que tanto le gusta utilizar a Rajoy y que hasta ahora, por lo que parece, sobre todo en política, le ha dado buenos resultados, no parece que es la mejor medicina para aplicar a una situación económica tan rabiosamente cambiante como la que vivimos y con unas negras perspectivas en el horizonte, tal y como nos ha hecho recordar esta semana el Fondo Monetario Internacional (FMI).. Rajoy vive en su propio laberinto y el problema es que no sólo no demuestra no saber salir de él, sino que nos ha metido a los demás sin habernos pedido, ni siquiera, permiso.