Momollu, siempre tan agudo y bromista, nos ha confesado que votará socialista a pesar de sus fracasos, porque son gente de buena fe. Que la inflación del 8% que nos acosa es coyuntural, afecta a todos y para finales de este año estará en el 2%. Que Nadia Calviño lo asegura. Le parece que Sánchez es audaz y capaz de cambiar con naturalidad. Marruecos es su "nuevo amigo"; que, aunque le han espiado, romperá relaciones con Argelia para agradar a EEUU, Alemania, y Francia, aunque pierde el gas de Argelia y abandona a los saharauis a su suerte. Dice el ministro de Exteriores Albares que se eso llama realpolitik que de una buena imagen. Que es mentiroso, pero con aplomo. Como De Guindos, que aseguró que el rescate bancario no iba a costar ni un euro y el Gobierno no ha recuperado nada los 65.000 millones que prestó el BCE. Y le han nombrado director adjunto del BCE. Piensa que es una salida en el caso probable de que pierda las elecciones. Momollu admira a Sánchez porque ha decidido enviar armamento ofensivo a Ucrania para colaborar a la paz con la OTAN. Defiende el incremento del gasto militar hasta el 2% del PIB, pues le dicen los militares que la industria armamentista crea empleo de calidad. Cree que Sánchez solucionará el contencioso catalán y autorizará referéndum de autodeterminación, pues las encuestas apuntan al triunfo de los constitucionalistas. Además, Sánchez cree que Bruselas va a meter en vereda a los jueces estrella rebeldes del CGPJ. Momollu reconoce que le hace reír Sánchez por su simplismo ante los problemas complejos. Además, le imita en las cenas del txoko.