La pasión imperialista de las potencias mundiales no parece tener solución más que cuando pierden la hegemonía y se convierten en gallos con el espolón atrofiado, aunque el afán de mantener el estatus no lo pierden jamás y les lleva arrastrándose hasta el ridículo. Gran Bretaña es el paradigma de imperio al que la soberbia le ha llevado a abandonar la UE y va a tener que ser rescatada por sus antiguos socios.