Por si alguno no lo sabe, es una calase de tortura que consiste en atarle a una persona boca arriba y dejarle caer una gota en la frente continuamente hasta la muerte. Al no poder dormir ni beber, se vuelve loco y se para el corazón. Algunos mueren con otra forma de tortura cruel, con los pulmones llenos de agua por inversión en una bañera. Es lo que se le llama hacer la bañera. Distintas formas, pero el mismo efecto. Tétrico, ¿verdad? No nos gusta hablar de estas cosas. Como tampoco nos gusta hablar del suicidio ni de asuntos tenebrosos y tristes. Es lo que parece evitar el gobierno cuando intenta tapar muertes por tortura como el caso de Mikel Zabalza, apelando a excusas legales y otras trampas. Es lo que hace protegiendo a la monarquía, a su padre, a su hijo y a su espíritu santo de la intocable patria. De lo que no se dan cuenta es de que están torturando a la población con la gota malaya. En estos negocios votan al alimón con los fascistas (y eso que se llaman socialistas). Cuando la gente sea consciente del dolor de la tortura, más la cobertura a la sangre azul, le arrancarán la máscara y dejarán de darle sus votos de confianza. Al tiempo.