La manta apocalíptica del recluso VIP Bárcenas, que tantas pulmonías iba a originar cuando destapara las supuestas corrupciones en Génova, solo está causando, de momento, algún que otro resfriado menor. Casi todos los virus que tenía celosamente guardados en discos duros, fueron destruidos por otros oportunos gérmenes. Resultando así que será la palabra de un bacilo contra otros. O sea, nada: cama y calditos. Unos explican que el renovado PP rompió con todo lo añejo. Otros dicen que pasaban por allí, y lo demás son falacias de un delincuente despechado. Y los que sí declaran que estaban y aparecen en el libro de las Revelaciones según don Luis, afirman que no tienen ni idea de lo que dice “ese señor del que usted me habla” (conviene recordar que “ese señor del que usted me habla” tenía despacho ocasional en Génova y repartía más sobres que un cartero en Nueva York…). El foco, en teoría, está puesto en el extesorero, en el expresidente Mariano Rajoy y en el actual líder del PP, Pablo Casado. ¿Alumbrará tanto? El juicio de Bárcenas llega inoportuno para un Casado en plena campaña de elecciones catalanas y la ultraderecha amagando con sorpasso. Que Vox sea recibido en algunos lugares de Catalunya a pedradas le hace la campaña, los convierte en víctimas y además deja en evidencia a los agresores; esos que se nombran antifascistas pero que asumen sus formas… Veremos.