Vuelve la amenaza del confinamiento. Los políticos ponderan, en estos momentos críticos de la pandemia, la posibilidad de encerrarnos de nuevo en nuestras casas. No polemizaré sobre la enredada cuestión, solo apuntar que el contacto con la Madre Tierra, los paseos por sus parques, bosques y playas, solo pueden aportarnos salud…En el retiro, llegar al fondo, en el recogimiento voluntad de renacer. Si la cotidianidad estrecha horizontes, no nos resignemos. Si volvemos a las cuatro paredes, que no sea en balde. Que ahora sí nos repensemos. Nos pensemos de nuevo a nosotros/as mismos/as, pensemos en cómo hemos llegado a todo esto. Repensemos la civilización, el modelo caduco que ha destruido la naturaleza y ha dado entrada a perniciosos virus como el covid. Consideremos seriamente que nos equivocamos, que hay que empezar de nuevo desde una actitud más respetuosa, más solidaria, de más amor a cuanto nos rodea, a los reinos que son con nosotros/as, a la creación que el misterio sin nombre nos otorgó como escenario evolutivo.Si nos han de encerrar que no sea en balde, que podamos apagar todas las pantallas y aprovechar para poner el foco bien dentro, para evaluar las posibilidades que cada uno de nosotros tenemos para contribuir, en nuestro ámbito, a dar vida a una nueva civilización; de alentar un paradigma por fin en armonía con todo lo que existe, en paz y fraternidad por supuesto con todos nuestros congéneres.Si nos han de encerrar otra vez , que no acumulemos papel higiénico, sino que nos empleemos en la higiene de desechar cuanto no nos sirve, sobre todo el pernicioso pensamiento de colocarnos a nosotros mismos por delante de todo cuanto existe y late, de nuestros congéneres, de la Tierra nuestra Madre, Amalurra, de los hermanos que corren y vuelan, de los otros que permanecen silentes y erguidos… Si nos han de encerrar, que sea para que, al abrirse de nuevo las puertas, avance cargado de futuro un humano nuevo.