Para los que nos gusta el fútbol, ver jugar a la Real es una gozada. Se puede ganar, perder o empatar porque el equipo contrario con sus propuestas también quiere ganar. Las cosas podrán salir mejor o peor, pero de un tiempo a Esta parte no se discute en el entorno de la Real la ambición que muestra en cada partido que disputa. Esa mentalidad ganadora se la debe a Imanol, que transmite ganas de superación a pesar de las adversidades que se le pueden presentar a modo de lesiones u otras circunstancias. El fútbol está convertido en negocio y más que el espectáculo importan los resultados. Por esa razón existe poca paciencia en los banquillos y se recurre con demasiada frecuencia a las destituciones de entrenadores. La Real no ha sido ajena a esa realidad y ahora que el equipo sabe a qué juega y hace disfrutar a sus aficionados, bueno será resaltar la labor de todos y cada uno de sus componentes. Creo que no me equivoco si digo que la imagen que trasmitió la Real por toda la geografía española en la semifinal de la Supercopa a buen seguro que habrá añadido más seguidores de los muchos que tiene desde los tiempos gloriosos del club, allá por la década de los 80, cuando ganó dos ligas consecutivas.