Nadie esperábamos que el dichoso bicho tuviera esta huella terrorífica de pena y tristeza, fallecimientos y un cierto pesar en la vida socioeconómica y la vida en general. Después de todo lo visto, creo que no es tiempo de echar las culpas al gobierno o al alcalde de turno, sino de cargarnos las pilas y crear un movimiento vital para el reencuentro y para no olvidarnos que el cuidado de los unos a los otros es clave. Este coronavirus nos ha hecho relativizar muchas cosas de la vida y ver que la clave es la solidaridad de uno con el otro y no de cada uno por sí mismo sin cuidar del otro; que es importante cuidar la madre Tierra, la naturaleza y la ecología y no seguir despilfarrando bienes y servicios naturales cayendo en el egoísmo social. Sin lugar a dudas, esta pandemia está pegando fuertemente a los colectivos que padecen la crisis económica, así como a los inmigrantes y más sectores depauperados. Es verdad que junto a la vacuna médica necesitamos de la vacuna social. Concluyo citando a una médica y pedagoga italiana, María Montessori (1870-1952), que invita a los políticos a resolver los problemas y a los educadores a ser transmisores de valores: "La responsabilidad de evitar conflictos incumbe a los políticos; la de establecer una paz duradera, a los educadores".