El eco te devuelve la voz, el sonido, el ruido. Es como cubrir de carne y huesos a las invisibles ondas. Mucho más oscuro y misterioso está el abismo, que cuando lo miras te devuelve la mirada, según un filósofo que se volvió loco de pura genialidad: F.N. Le dio la vuelta a su alma y a su propia mente y se quedó solo consigo mismo, casi vacío. compuesto y sin novia. El abismo le devolvió la mirada hacia las montañas, la nieve y la campiña, a la sangre por las venas, a la sonrisa y al pensamiento. Y tuvo que llenar el vacío que le había dejado la eternidad. No se trata de hacer una biografía del pensador, por eso me limito a las iniciales, sino de mirar los abismos que nos rodean y aprender que nos devuelven la mirada para saber hacia dónde vamos si seguimos rectos el camino, sin rodearlo o creando puentes o simplemente quedarnos quietos, contemplando lo que nos rodea y amándolo como algo bello y singular. Buscar un hogar fuera del planeta es una labor bastante encomiable, porque sabemos que este se acaba, pero antes deberíamos arreglar nuestras relaciones con los monstruos que hemos fabricado. Yo me quedo con Dionisos, que era muy alegre y combativo; el dios de la fertilidad y del vino.