Los guipuzcoanos, viendo jugar a la Real, tenemos motivos para sonreír a pesar de la situación que estamos viviendo. Ver a los nuestros en lo más alto de la tabla, líderes con ventaja respecto a los llamados grandes, nos hace sentirnos orgullosos. Imanol está siendo el artífice del juego que está maravillando a todos los aficionados al fútbol. Fue reconocido como el mejor entrenador del mes de octubre, y el capitán Oyarzabal, infalible lanzador de penaltism también ha sido destacado como mejor jugador del mes pasado. Merecidos galardones que confirman el trabajo bien hecho en Zubieta. La ilusión que ha generado el equipo entre los aficionados realistas me recuerda a los tiempos de Raynald Denoueix (año del subcampeonato). En medio de la pandemia, está bien que los guipuzcoanos nos sintamos orgullosos de la Real.