En estos tiempos en que nos maravillamos viendo a la Real en primera posición de la Liga, desplegando un fútbol de fantasía y con una cantera que parece inagotable, es importante recordar que los Oyarzabal, Barrenetxea o Zubimendi no han alcanzado semejante nivel por inspiración divina, que el trabajo de Zubieta es el resultado de una decidida apuesta por la gente de casa y del trabajo anónimo realizado durante décadas por mucha gente. Hoy precisamente recibíamos la desgraciada noticia del fallecimiento de una de esas personas.Aurora Esnoz no fue nunca empleada de la Real Sociedad. Sin embargo, la labor que realizó junto a su marido, Francisco Garagorri, al frente de la Pensión Alemana fue fundamental para que, durante quince años, la cantera de Zubieta compitiera al mismo nivel que la de clubes con mucho más poder económico. Txiki Begiristain, Loren, Elduayen, Lasa, Pikabea, Aranzabal o Aitor López Rekarte; fueron cientos los jugadores que vivieron durante sus años de formación en el hostal de la calle San Martín donostiarra, en un tiempo en que la Real apenas contaba con un campo de entrenamiento en Zubieta y tenía que hacer de la necesidad virtud para competir con el Madrid, Barcelona o Athletic, que ya contaban con ciudad deportiva y residencia para la cantera.Fue Boronat quien tuvo la idea y quien se acercó hasta la pensión para proponerles que hospedaran a algunos jugadores de las categorías inferiores. Aurora y Francisco no lo dudaron y así se dio inicio a una relación con el club que se extendió a lo largo de quince años. Algunos jugadores no se quedaban más que un año, otros dos o tres, pero todos fueron tratados como parte de la familia. No en vano, los Guruzeta, Billabona o Albistegi convivían con los propios hijos de la familia Garagorri. Aurora les preparaba el desayuno, la comida y la cena, pero también les curaba las heridas, los acompañaba a los partidos y vigilaba que no se desmadraran. Si Txiki necesitaba una cazadora para su primer viaje con la Real, le acompañaban a comprársela. A una edad tan difícil como la adolescencia, Aurora les dio un cariño y unos cuidados fundamentales para cualquier persona.Ha fallecido a los 93 años, el mismo día que la Real se exhibía en Vigo con la participación de once jugadores de la cantera. A día de hoy Zubieta cuenta con siete campos y una residencia que cubren todas las necesidades de las categorías inferiores de chicos y chicas, pero cuando la economía del club no daba para tantos lujos, fue fundamental la labor de la Pensión Alemana y el calor que le dieron Francisco, Aurora y sus hijos.