Alexei Navalni publicó una foto en su cuenta en Instagram en la que se le ve en el hospital universitario de La Charité de Berlín en compañía de su familia y con un mensaje en el que informa de la mejoría de su estado de salud. "Ayer fui capaz de respirar por mis propios medios todo el día", escribía el líder de la oposición rusa. Aún no han aprendido de su lamentable historia. Los tiranos aún desconocen que jamás lograrán apagar la vida y la libertad. La vida siempre vuelve con un pijama de otro color, si es preciso en un lejano hospital alemán, con una familia rubia aún más sonriente. Ahora hay más humanidad detrás de ese valiente, hay más mundo insuflando aire a esos pulmones tan dañados.La sed de libertad nunca se podrá reprimir. Sencillamente, la creación hizo al humano libre. La libertad constituye el incuestionable y regio destino de la humanidad, por más Putins que se crucen en ese largo y tortuoso camino. Las tiranías y todos sus mortales venenos reunidos no pueden frenar la historia, nunca lograrán acabar con las almas libres y llenas de coraje. ¿Cuántos no acompasamos ahora su dificultosa respiración? Por cada Putin que venga al mundo, nacerán millones de Navalnis dispuestos a pagar por la libertad, a beber la copa del sacrificio, a pasar por el hospital y vestir el honroso pijama de los perseguidos.