Refresco mi timeline en la red social del pajarito azul, donde cada día hay nuevos frentes abiertos. Hoy, dos usuarios participan en un duelo sin tregua. Soy parte del público de este anfiteatro romano moderno. ¿El detonante de la disputa? Una noticia sobre el veganismo.Primera ronda. El tuitero A lanza su opinión. El defensor del bando opuesto se da por aludido y contraataca rápidamente. Cruce de mensajes: algunos cargados de falacias y otros, de medias verdades. No hay tiempo para el fact-checking ni para el pluralismo ideológico. El objeto del desacuerdo inicial abandona la sala para dar paso a los insultos.La paciencia de uno de ellos se agota. Hora del truco final: pulsar el botón de bloqueo. Alguien interviene desde la lejanía: "¿Podéis dejar de ofenderos por todo?". En silencio, le doy "me gusta" al comentario.