Maldita pandemia, a pesar de tu crueldad, porque nos estás diezmando Por otra parte, como todas las pestes y pandemias que han sido, nos brindas una ocasión de oro para cambiar este perro mundo en el que vivimos y nos mantenemos gracias a los de siempre, a los más pobres, que dan el callo por nosotros, los ricos, los empresarios, los universitarios, jóvenes y guapos a rabiar. Como ha ocurrido a través de la historia. Hasta los griegos, que fundaron lo que se llama democracia, fundamentaron su bienestar en el trabajo de los esclavos. Ahora se disimula más prohibiendo la esclavitud, pero en el fondo se parece mucho. Los temporeros que han logrado pasar la frontera sin morirse ni ahogarse en el mar, los sin papeles, los labrantines sin estudios, los que no tienen donde caerse muertos, en un mundo en el que sobra el dinero a espuertas, donde los más ricos son cada vez más ricos y los pobres más pobres. La ocasión la pintan calva. La pandemia nos ha igualado a todos ante la muerte. Es hora de repartir, porque al final vamos a ser los más ricos del cementerio o del viento, cuando nos entierren o lancen las cenizas al aire. También en eso de morir los pobres tienen desventaja. Mueren mucho antes y más. ¡Ojo!