Los proféticos predecían que el virus iba a atacar con menos virulencia debido al calor del verano. Con los datos que nos ofrece el Servicio Vasco de Salud, se constata que estamos ante la segunda ola y todavía queda por saber la incidencia que tendrá el virus en la época de otoño e invierno. La vuelta al cole va a ser una prueba de fuego para la comunidad educativa y la Administración. El regreso a los centros de trabajo, con la incertidumbre de saber con qué realidad se van a encontrar millares de trabajadores y cientos de empresas, también va a ser otro reto importante. Otra inquietud muy grande será para los sanitarios de los centros de atención primaria que deberán hacer frente al virus más la gripe y otras patologías. Predecir lo que va a pasar no está escrito, por mucho que haya tertulianos y expertos que opinan y hacen profecías. Lo único seguro es que caerán las hojas de los árboles como todos los años en otoño, porque pierden el follaje y renuevan todas sus hojas.