Creíamos estar instalados en el futuro y de repente nos vemos sumidos en una especie de Edad Media, tan hipertecnologizada como sombría. Un pequeño virus nos disloca los ejes de nuestra civilización. Costó tomar conciencia de que estábamos inmersos en ese enfrentamiento al bautizado Ahora que nos encontramos en fase de superación progresiva, afloran términos que adjudican al bichito en cuestión que puede suponer ser el gran igualador, el gran nivelador. Parece indicativo de que deberemos acometer otra crisis que nuestra condición humana debe generar: la crisis de conciencia, que nos debiera obligar a una revisión de nuestra forma de vida. Y mucho miedo tengo a que esto no se aborde desde la más genuina sociabilidad, desprendiéndonos para ello de todo egoísmo.Si lo acontecido no nos sirve de lección y nos conduce, sin más, a lo que se aceptaba como normalidad, apañado está el mundo.