El domingo no cayeron bombas sobre Gernika pero los supervivientes del bombardeo de 1937 y sus familias no pudimos visitar la villa foral ni asistir a actos conmemorativos. Primero fue el franquismo y ahora es el COVID-19, pero nada ni nadie nos impedirá rendir homenaje a los que dejaron su vida y poner en valor lo transmitido por los hombres y mujeres supervivientes, sus testimonios y su deseo de no olvidar, transmitiendo -de diversas maneras- lo ocurrido y lo aprendido a las nuevas generaciones. Ama, izeko, datorren urterako utziko dugu.