Julen Aginagalde es el mejor pivote de balonmano en ataque de la última década, junto al danes Knudsen y el francés Bertrand Gille.

Pero siendo importante lo antedicho, lo es más que, tras ganar un campeonato del mundo o de Europa entre otros muchos títulos, ha tenido el emocionante e impagable detalle de enfundarse la bandera de Irun.

Un jugador que con 24 años marchó de Irun al Ademar de León, y que posteriormente sentó cátedra tanto en el Ciudad Real, como en el Atlético de Madrid y Kielce de Polonia, donde por cierto aprendió polaco en un año, sigue fiel a sus orígenes.

Y la próxima temporada, tras fichar por el Bidasoa, quizás ya en el final de su carrera, tiene 37 años, vamos a disfrutar en Artaleku de su magia. Va a arder Troya, con caballo dentro incluido.

Igual será un titular exagerado, pero uno tiene la impresión que aunque nuestra sociedad responde con políticas sociales positivas no es suficiente. Necesitamos más humanidad, menos egoísmo y más corazón. No es una crítica a la política social sino a la política que practicamos en el día a día. En este momento me vienen a la memoria las personas que en nuestro mundo están solas, que no ocupan ningún lugar en el corazón de nadie. Estas personas sufren porque nadie las quiere, nadie se interesa por ellas, ni siquiera nadie piensa en ellas. Es esta una terrible soledad no querida que las destroza humanamente hablando. Ante esta angustiosa situación me pregunto: ¿Cómo estas personas solas y abandonadas que no experimentan ningún amor humano podrán experimentar la paz y el descanso? ¿Cómo sentirán la ternura y la sociedad del bienestar si nadie ha sido tierno con ellos?

Interrogantes que deberían despertar nuestra responsabilidad ante tanta gente abandonada y sola que abre los brazos, despavorida, en busca de un amor que nunca tuvo. La soledad, sinónimo de abandono y aburrimiento, produce desasosiego, tristeza y amargura, en cambio la compañía y la escucha son claves para el bienestar y la calidad de cualquier persona y más de una persona mayor. La soledad no querida es muy difícil de soportar.